Kafka


Acaba de cumplirse el 125 aniversario del nacimiento de Kafka. Nadie como él supo dibujar el laberinto habitado por amenazantes sombras que se presenta a veces como el único camino. Sin embargo, no es el único o, por lo menos, no es el definitivo. Al otro lado, las luces, aun siendo oblícuas, reflejan algún que otro hilo dorado en la grisura del viejo castillo. Una ventana se abre y tal vez penetre una corriente imprevista de aire fresco que balancee suavemente las desoladas cortinas. Y me sea posible entonces seguir cumpliendo uno de los ocultos propósitos de este sitio: mostrar sólo el lado luminoso, callar cuando esto no sea posible. Y ahora debo hacer lo segundo. Las sombras que me cercan no tienen nada de fantasmales. Son reales, por lo tanto, accesibles. Y es el momento de enfrentarlas. Para ello, preciso de toda la fuerza que proporciona el silencio. Pero antes, dejo aquí un poema escrito hace tiempo. Algo de lo dicho entonces podría suscribirlo ahora. Sin embargo, en este replegarme, no todo es oscuro. También me aguarda Praga, aunque sea por pocos días. Y espero traer a mi vuelta más arrugas (también yo cumplo años en julio) y menos niebla.

Con mis mejores deseos para todos.


(Igual que Abril, Canto Desesperado está sufriendo una rigurosa revisión. Gracias a todos por vuestros comentarios)