Cumpleaños, narcisismo, gratitud y limonada


No sé ni por dónde empezar. Sí, hoy hace un año que nació este sitio. Para mí ha sido un lugar donde mirarme y ser mirada. Lo de mirar vino antes, y también después. En cualquier caso, la mirada es básicamente lo que aquí se juega. Y yo lo he sido mucho, muchísimo, tanto, que ha superado con creces mis expectativas. Y después de la mirada han llegado susurros, confidencias y lazos que se han ido anudando y que ahora parecen entrañables y mucho más antiguos. Y muchos, muchos gestos de generosidad, de simpatía, de manos tendidas en el momento justo. No tengo ni siquiera aquí, en este infinito espacio virtual, lugar para recordarlos todos. Pero todos lo sabéis o, por lo menos, he hecho lo posible para señalarlos en su momento, para que supiérais que lo sabía. Y ahora sólo quiero deciros gracias, muchas gracias a todos, por todo.

También hace algunos días, recibí el último de los muchos premios virtuales que habéis tenido la generosidad de entregarme. Se trata del premio Limonada que me llega desde Chile de manos de mi querido Horacio Lobosluna y que se entrega "a blogs que muestren gran actitud y/o gratitud". Ya sé que la definición no está clara, pero, ¿qué importa?. Yo lo he recogido con mucho gusto y, tal como ordena el canon, voy a entregarlo a cinco amigos más. Y voy a hacerlo con gran alegría porque, por fin, no lo han recibido antes o al mismo tiempo que yo. Sé que a algunos no les gusta seguir este pequeño ritual, así que, sin ningún compromiso, queridos míos, el carrito de limonada es para: Alfaro 1 y 2 , Daniel Damián, Conde de Galcerán, Marisa de la Peña, Goliardo y Ani Bustamante con todo mi cariño.

No sólo he recibido miradas, premios e innumerables gestos de amistad, sino incluso bellísimos poemas y hasta un cuento pensado para mí. Y puesto que en su momento cometí la grosería de no traerlos aquí, espero me sea ahora perdonada con este intento de reparación.



De Rosa Bruch, desde su June

I.M.

A BEL

Con los ojos hacia dentro,
y hacia afuera,
siembra y recolecta
letras templadas, heridas
entre cerebro y corazón.

Sus dedos teclean
tentando al alfabeto.
Vuelta atrás,
corrigen, y esperan,
reescriben y siguen
esperando...

Entonces, llega el compás
para la nota precisa, palabra
entre el polvo de la razón,
y la ceniza del sentimiento.

Es el momento:

la física confirma que,
a pesar del error,
la teoría de las cuerdas
se cumple:

Vibración armónica se disuelve
en cantos por los campos
de abiertas amapolas.

Eso suele suceder, en octubre



De Marisa de la Peña, desde sus Papeles de Claudia


M.P.

A mi querida Bel, que llegó con sus amapolas de octubre un frío día de invierno... Y me trajo a Mertxe y a Graciela.

Si alguna vez, al borde del camino,
te sentaras, cansada y solitaria,
sedienta de un momento irrepetible
y te llega un aroma de amapolas
suave, dulce, profundo y penetrante,
sabrás que ella está allí...

Con su presencia cálida y serena
envolverá tu mundo,
porque las amapolas en octubre,
conocen el secreto
que guardan los jardines,
y las fuentes sonoras,
y las tristes gacelas
de amores desolados
y versos repetidos
en noches de silencio y luna clara.

Y te arrullan con suaves melodías,
y te muestran senderos transitados
por cuadros de Magritte,
y cine en blanco y negro,
y granadas abiertas,
y afectos que se enredan.

Las amapolas llegan en diciembre
un día resuelto en gris.
Y para ti ya queda,
instalada sin más, la primavera.



De Gloria, cuando Lo raro es vivir


Amapola

Te pienso
y veo el rojo terciopelo
que cubre mis pétalos
vacíos de silencio.

Te llamo
y viene a acariciar
el negro surco
de tus palabras encendidas.

Te aprendo
como influjo de vida
que rodea el polen
de mis letras rotas.

Te aguardo
y viene tu corazón
amarillo a alentar
mis sueños guardados.

Para nuestra queridísima Bel



De (*, en su particular Luna de papel


I.M.


LoS ZaPaToS De oLiVio

Para Bel, que me animó a imaginar esta historia.
Para Juan y María, los niños que la imaginaron conmigo.

Camino nuevo

Olivio observaba, como de costumbre, el mundo girar. Olivio vivía en un pueblo tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño, que cuando descubrió que más allá de sus cuatro calles había campo, y había mares, y también carreteras, ciudades y otros pueblos, sintió de inmediato la inquieta llamada de la curiosidad. Nada le gustaba más a Olivio que observar el paisaje por la ventanilla del coche cuando, cada mañana, su madre le llevaba al colegio del pueblo vecino. Y es que el pueblo de Olivio era tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño que ni siquiera tenía una escuela para que los niños aprendieran a leer y a contar. Mamá, ¿y por qué el mundo gira a velocidades diferentes?, preguntaba Olivio todas los días sin excepción. A lo que su madre contestaba: Hijo mío, porque en esta vida el que no corre, vuela. Y como Olivio no entendía muy bien qué quería decir, añadía siempre un "ah" y luego se fundía con el paisaje. Olivio no podía comprender por qué el mundo que más alejado se encontraba del coche avanzaba a un ritmo mucho más lento que el mundo más próximo, que no sólo era un borrón (un borrón de asfalto, un borrón de vallas, un borrón de matorrales), sino que además no avanzaba, ¡retrocedía! Olivio pensaba mucho en todas estas cosas hasta que se cansaba y se ponía a jugar a adivinar los árboles del camino. Pino, castaño, naranjo, ciprés, olivo... decía. Mamá, ¿y por qué me llamo Olivio?, preguntaba también cada mañana sin excepción. A lo que su madre contestaba: Hijo mío, porque el pueblo en el que vivimos es tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño que el único lugar que hay para esconderse está detrás del tronco del olivo del callejón tapiado. Justo allí detrás tu padre y yo te inventamos con amor. Muchos niños han sido inventados con amor detrás del tronco del olivo, ¿sabes? Entonces Olivio volvía a decir "ah" y se fundía de nuevo con el paisaje. Tuvieron que pasar todavía unos cuantos años para que Olivio comprendiese del todo por qué el mundo estaba hecho a franjas que giraban y giraban en direcciones y a tiempos distintos y por qué en su pueblo más de uno, más de tres y más de cinco habían sido llamados con su mismo nombre.

Por cosas de mayores, según le había dicho su madre, fue durante un invierno muy frío cuando a Olivio lo sacaron de su colegio para llevarlo a otro nuevo. ¡Un colegio en la ciudad, cariño mío!, le decía ilusionada la madre al hijo. Pero éste, una vez más, no llegó a entender muy bien todo lo que su madre le explicaba y no pudo sino malhumorase porque, de la noche a la mañana, había tenido que dejar de ver a sus amigos y madrugar el doble o más que antes. Camino nuevo, camino nuevo... le decía su madre mientras aceleraba hasta llegar a 12o en la autopista. El pequeño Olivio, con la mirada empañada, no pudo ver nada durante muchos días seguidos. Pensó que se debía al cambio de velocidad.

el alma se sorprende

Tú, lector, piensas sin embargo que fueron las lágrimas las culpables. Pero tampoco. La primera mañana de febrero Olivio frotó con la manga de su jersey granate el cristal de la ventanilla. Puso cara de no entender, pero al segundo lo entendió todo: había sido el vaho translúcido el que no le había permitido seguir observando aquel nuevo mundo de carreteras de más de un carril, de fábricas de humo negro y de edificios de más de tres plantas. Olivio sonrió y pegó más que nunca su cara al húmedo cristal. Olivio quiso jugar a adivinar los árboles de aquel nuevo trayecto, pero como estaban todos pelados, sin hojas y sin flores y sin frutos, no los supo reconocer. Entonces Olivio quiso jugar a encontrar formas en las nubes. La nube pez espada, la nube enanito, la nube palmera, la nube... ¿Zapato? Del tendido eléctrico colgaba, efectivamente, un zapato. Se balanceaba al son del viento, atado como estaba a los cables por los cordones, dibujando una sonrisa de un lado a otro, de un lado a otro... A Olivio, sin embargo, no le llamó especialmente la atención y no tardó en reengancharse al juego de las nubes. La nube guitarra, la nube tetera, la nube flor... hasta que su madre le dejó en la puerta del colegio. Sólo entonces se dio cuenta de que le faltaba el calzado de su pie izquierdo y, asombrado, ¿cómo podía ser?, recordó el zapato colgante. Durante todo el día tuvo que soportar las burlas de sus compañeros y, al llegar la tarde, desangelado, montó en el coche sin decir ni mu. Su madre no tuvo tiempo de enterarse del acontecimiento porque ni siquiera le preguntó. Para sorpresa de Olivio, cuando pasó por delante del tendido eléctrico, buscó el zapato y no lo encontró. Luego se miró el pie y dijo "oooh", porque ahí estaba, bien puesto el zapato en su pie, sí, y perfectamente acordonado.

Al día siguiente, Olivio le pidió a su madre que le atara más fuerte que nunca los cordones. No sirvió de nada. Al pasar por el tendido eléctrico Olivio observó, atónito, dos zapatos reposando sobre los cables. Ay, Olivio, Olivito, que puso cara de no entender, pero al segundo... Por miedo a descubrir lo que no quería, cerró tanto los ojos que luego no recordó cómo abrirlos, y cuando salió del coche, con los párpados arrugados, sintió que algo se le mojaba: eran sus pies descalzos que se habían metido de lleno en un charco. Ji, ji, ja, ja... Cómo se reían todos de Olivio... Oh, oh, ah, ah... Cómo recuperó Olivio sus zapatos... ¡Y cuánto se agudizó su ingenio! Necesitaba más zapatos, eso pensó el niño. Y por eso, a la mañana siguiente, además de los dos que se calzó, guardó otro par, el de los domingos, en su mochila. Unos zapatos de repuesto. Y ya, lector, ya sé que lo imaginas. Olivio encontró tres zapatos en el tendido y un zapato en su mochila. Necesitaba más zapatos, siguió pensando el niño. Y por eso sumó el par de deportivas de los días de gimnasia. Y entonces fueron cinco zapatos en el tendido y un zapato en su mochila. ¿Necesitaba más zapatos? Y por si acaso se guardó las chancletas del verano. Y siete zapatos en el tendido, un zapato en su mochila y todos, como siempre, recuperados al atardecer. En apenas una semana, el tendido eléctrico quedó plagado de los más variados modelos de zapatos que Olivio, previamente, había ido recopilando. Si uno no prestaba mucha atención, si miraba de refilón, podía llegar a creerse que se trataba de unos pájaros que sentían pereza por volar. Pero no, aquello era verdaderamente un misterio. Mucho más que las franjas de mundo giratorias y que cuantos Olivios pudiesen existir por metro cuadrado. Mucho más que los árboles irreconocibles y las nubes con forma. Mucho más que todo. Aquello era toda una aventura.

almendro en flor

Con la llegada del fin de semana, Olivio compartió su secreto con sus amigos del pueblo: Olivio B., Olivio G. y Olivia, la nieta de la panadera. Fascinados como quedaron ante la narración de los hechos, todos quisieron buscar una explicación. Olivio G., que estaba acostumbrado a habitar con los duendes azules cada vez que su padre lo castigaba en la bodega sin agua pero con vino, pensó, sin duda, que seguramente ellos, los duendes, habían tenido algo que ver. Pero Olivia, que ya de niña había descubierto que las cosas que no tienen vida en realidad sí la tienen (como los bollos que hacía su abuela que tanto crecían y se hinchaban dentro del horno, o como el aceite en la sartén de freír rosquillas que siempre le sorprendía cuando menos se lo esperaba haciendo chup, chup), opinó que los zapatos podían volverse invisibles, y desatarse y atarse a su antojo, y volar hasta donde ellos quisieran, sin que uno se diese cuenta. Muy alto, matizó, muy, muy alto. Sin embargo, Olivio B., cuyos padres le habían privado desde siempre de la imaginación, aunque hizo un esfuerzo por creérselo, y casi, casi lo consiguió, finalmente no pudo sino decir que Olivio sólo estaba tomándoles el pelo, igualito que los niños de ciudad hacían con los de pueblo, y que la historia de los zapatos era un cuento de buenas noches que después había seguido soñando, primero dormido y luego despierto, y que, entonces, intentaba hacerles creer a los demás. Olivio G. le interrumpió, cansado de la insulsa palabrería de su amigo, para abandonar la idea de los duendes y apostar por los piratas del cielo que atracaban coches desde los aires. Olivio sonrió porque le gustó la idea, pero, sin embargo, lo que él pensó fue que unos magos equilibristas estaban poniendo en práctica sus trucos de magia y sus ejercicios sobre cuerda utilizando sus zapatos. Rápidamente, salvo Olivio B., que se quedó embobado mirando las piedras, todos iniciaron un viaje en alto cielo, izando las velas de su barco, pescando zapatos, realizando volteretas sobre las finas cuerdas que habían suspendido entre mástil y mástil, hasta que Olivia gritó de repente: ¡Almendro a estribor!, y todos quedaron maravillados ante el árbol sonrosado que había florecido en febrero.

Con la llegada del lunes, Olivio preparó con más ilusión que otros días su mochila de zapatos. Estaba especialmente contento. Se moría de ganas por ver a los piratas y los primeros almendros en flor de la carretera. "La primavera", escribió horas después como rótulo para el dibujo libre que la profesora les había encomendado. Con todo lujo de detalles, Olivio había dibujado la calle tapiada de su pueblo con el olivo delante del muro y con millones de Olivios sentados a su alrededor, algunos estornudando por las alergias. El muro era muy naranja, como de ladrillos, y en lo más alto, un niño descalzo observaba, sonriente, el mundo que había más allá. Más allá de las cuatro calles dibujadas delante del olivo. Más allá. Detrás del muro. Donde estaba el campo y el mar, las carreteras y los coches, las ciudades y los otros pueblos, las llanuras de almendros y los tendidos eléctricos por los que viajaba la luz, los piratas surcando el cielo guiados por los duendes azules, las alas invisibles de unos zapatos invisibles que volaban hacia los cables, los magos equilibristas retorcidos en sí mismos, rozando las nubes con forma... Más allá del muro estaba el mundo de todo lo posible, el mundo que, algunos, como Olivio B., no podían disfrutar, porque antes preferían negarlo que buscarlo para darse cuenta que era tan real como cualquier otro. Es ese mundo que gira en direcciones y a tiempos muy distintos, ese mundo en el que, descalzos, caminando mientras se vuela, uno puede disfrutar mucho más del suelo. Más allá.



De Gregorio Luri, desde su Café de Ocata

I.M.

ÁNGELES CAÍDOS

Los ángeles tardaban en caer aquella noche.
Nos sentamos sobre la superficie del mar
mirando expectantes las estrellas.
No importaba esperar.

A veces los ángeles tardan en caer, pero es raro que no chispee alguno.

Como el mar, como el presente y el deseo,
el cielo en un instante se alborota.

Parecen estrellas fugaces pero el ruido del golpe contra el suelo
y la pequeña explosión de plumones blancos los delata.

Y tullidos se levantan renqueando.

Unas veces se reencarnan entre los transeúntes
y entonces hasta en el esclavo de Admeto
puedes reconocer el sagrado perfil de Apolo,
otras, vagan informes por el mundo
hasta que se quedan sin plumas
y se vuelven completamente transparentes.
Posiblemente se desvanecen en la nada
mientras se interrogan
por el yo que hurga en su yo como en desechos
sin encontrarse nunca
e intentan aceptar
sin aspavientos la crueldad natural de las cosas. (De autor anónimo)



De Fusa, desde su increíble Show

Basta el rojo
de quizá tus labios
o quizá tus ojos
después de haber llorado
o quizá tus manos
después de alguna lucha.

Basta el olor
de una amapola
una simple e infinita
amapola.

Basta tu recuerdo
para que
de noche
en autobús
camino de cualquier parte
piense en ti y me diga
que no hace falta una tarde de sol
ni una mañana de playa
en la que el agua
nos toque los tobillos
y nos haga sonreír,
que basta con el rojo y con el olor
simple e infinito,
basta para que te piense
y te tenga a mi lado,
tan cerca que ni siquiera
puedo tocarte.



De Lobosluna en sus Palabras que queman

Amapola en octubre

Madre, no conozco una amapola,
¿cómo es?

Es dulce, hijo, y su aroma
se prende en el alma
como un arrullo cálido
en noches de invierno.

Madre, no conozco una amapola,
¿dónde vive?

En tu boca, hijo,
en tus manos apretadas
de jugosas primaveras
que aún no llegan.

Madre, no conozco una amapola,
¿a qué huele?

A las perlas que bañan
tus mejillas en la tarde
preñada de juegos
que jadeas lleno de dicha.

Madre, no conozco una amapola,
¿cómo crece?

Con silencio, hijo, con sonrisas
y palabras que se
desgranan en una aurora
solitaria, cualquier día,
cuando nadie mira.

Madre, no conozco una amapola,
¿la conoceré algún día?

Un octubre, hijo, cuando
se te hinche el pecho
de mariposas, y el alma
te tiemble un poco al decir su nombre.



Del Conde, aunque Nunca estuve en Fanzara

Es fosc l’aguait de l’univers ;
mots siderals de llum a la boca
i llurs besllums a cops son fers;
triar entre els estels sempre toca.

Delicat l’ensum de fulles closes
d’una rosella colrada de tardor,
que canta rere les nuvoloses
i foragita amb un somriure la fredor.

En un altra paralèl-la galàxia rau;
fulgurant parpelleja i dóna
l’escalf amic a ulls clucs suau,
com el músic xiu-xiu de l’ona.



De Zenyzero desde su brillante Zen y Za

Let´s do it, and I recall
springs and creeks do it
and montains and hills

Let's fall in love
like high seas upon
the shore, upon the rocks

Let´s play loving
like music talks
like moon, like sun

Let's wonder why
some fools sleep
without doing it

Tears do it, and laugh
and pain, and rain,
Let´s do it Bel.



Del poeta Antonio Manuel Fernández Morala

LAS AMAPOLAS.

Las amapolas no nacen entre los trigos, sino que

los trigos nacen entre las amapolas.

Esta cosilla está dedicada, (y es suya), a Isabel M.



Ya he hablado en otras ocasiones de las muestras de amistad de Montse G. Juárez, de su Cuaderno de poesía y de sus blogs, pero hoy quería recordar aquí el regalo que me hizo un día que las Amapolas necesitaban una sonrisa. Os aseguro que no tiene desperdicio.





Como tampoco lo tiene el que otra vez me recomendó la Princesa de hojalata, dice ella, aunque yo la veo dorada:





Y ahora, que en todos los campos han florecido, es el momento de que éstas se retiren con una gran sonrisa y mi agradecimiento de nuevo hasta... ¿octubre? tal vez, aunque no sé si podrán resistir tanto tiempo sin vosotros.

87 comentarios:

Anónimo dijo...

Basta el rojo
de quizá tus labios
o quizá tus ojos
después de haber llorado
o quizá tus manos
después de alguna lucha.

Basta el olor
de una amapola
una simple e infinita
amapola.

Basta tu recuerdo
para que
de noche
en autobús
camino de cualquier parte
piense en ti y me diga
que no hace falta una tarde de sol
ni una mañana de playa
en la que el agua
nos toque los tobillos
y nos haga sonreír,
que basta con el rojo y con el olor
simple e infinito,
basta para que te piense
y te tenga a mi lado,
tan cerca que ni siquiera
puedo tocarte.


Como yo no te había regalado ni un cuento ni un poema, te escribo uno ahora en unos minutos. Podría darle más vueltas a las palabras, quitar algunas, añadir otras,p ero quiero que se quede así, que te llegue como salió, disparado, que lo tengas intacto como yo tu recuerdo en algunos días. Espero que te guste aunque no sea gran cosa. Enhorabuena por este aniversario, Bel. Y felicidades por ese premio y también a todos los que lo reciben esta misma noche.

Moltes gràcies per tot.
T'estimo molt.

Espejismos dijo...

¡Feliz aniversario, amiga! Espero que eso de la vuelta recién en octubre no sea del todo en serio, aunque si lo es no te olvides de visitarme y recordarme de vez en cuando, que yo siempre lo hago, aunque a veces no lo haga notar. Bel, me he maravillado con Los Zapatos de Olivio, qué precioso relato infantil... Me gustaría algún día regalarte uno, que no es mío, pero que llenó de mi infancia de aromas y flores, lo leí tantas veces, y lo volvería a leer si tuviera esa vieja edición que regalé, pero no la tengo, y no sé si sabría igual su lectura. Aún así, te dejo su título para que, si alguna vez quieres saborear el aroma y la inocencia de la infancia que mira el mundo, lo puedas leer: "Comarca del Jazmín" de Oscar Castro.
Un poema para ti será mi regalo y la extensión de ese microcuento que te supo a poco. Un abrazo inmenso, amiga.

mjromero dijo...

Bel,
enhorabuena por el premio concedido,está muy claro que siempre muestras con todos una gran actitud y generosidad en tus palabras.
Muchas gracias por acordate de mí y compartirlo, me gusta tanto el colorido y esa acidez de la limonada que en cuanto pueda lo pondré en mi vos, en el lateral.
Un abrazo.

ybris dijo...

Merecido premio.
Realmente te muestras agradecida.
Y, claro, también merecedora de agradecimiento.
¿Hasta octubre?
Hasta cuando quieras.

Besos.

Lentitud dijo...

Felicidades.
Un beso.

Fernando dijo...

uff!!! habrá que volver otro rato para leer todo...felicidades no por los premios sino por ti...(ya sabes que esto de los premios es un darnos caricias unos a otros)


besos y abrazos querida amapola...
http://lh4.ggpht.com/_qR8C5QITy0g/R_EQDC2-d5I/AAAAAAAAB7U/rq_CBhLtpLc/P1080589.JPG

Marisa Peña dijo...

Ay mi Bel, ¿qué decirte? Que ha sido un regalo encontrarte y que siempre, siempre, habrá amapolas en mi ventana y en mi corazón. Enhorabuena por todo, y nunca olvides que te lo mereces.Mil besos

Olvido dijo...

Justo te ocultas cuando ella, la amapola sale. Bueno, las cosas suceden y se suceden y como dice Mark Strand “donde nada, cuando sucede, es demasiado terrible “
Muchas felicidades bel, ha sido un placer. La espera con la expectativa de un regreso, será más fácil.Ah! y no te resistas;-)
Un abrazo grande

Amparo dijo...

Querida amiga, tu ser se supera por día y por aniversario, FELICIDADES!!!
Yo también dedidí seguir los rituales de premios porque son detalles agradecidos hacia nosotros y ya sabemos que no hay ley más alta y más grande que la de ser agradecidos, entre otras cosas porque es una caricia para el alma de alguien y por eso de ser bien nacidos. En fin, que sí, que es lo suyo y a los prejuicios que le den!
Besitos guapísima, me ha encantado una entrada tan humana, cálida, y sobre todo que seas y hagas lo que tu corazón te diga, sin importar nada más!!!

Inuit dijo...

Deseo de corazón que las luces de las amapolas, la libertad de sus campos y de sus territorios, nos fecunden.
Felicidades por el años de pasos largos, cortos, anchos, con horizontes,volátiles,pedregosos,serenos... pero siempre con la belleza de lo sensible.
Inuits

princesadehojalata dijo...

Un año? me da la impresión de conocerte desde hace más tiempo...
Un beso muy fuerte, espero tu vuelta antes de que te hayas ido. Y gracias a ti, eres una persona muy generosa.

Conde de Galzerán dijo...

Mi querida Rita (La cantaora). Darte las gracias por estas dulces y frescas limonadas que seguro refrescarán mi próximo verano. Descubro con estupor, que soy el único que no te ha dedicado unas merecidas letras. Y a eso hay que poner decidido remedio. Más sin ser poeta, si soy ciberamigo. Perdonarás el poema a bote pronto, pero hoy es tarde y mañana será un día ocupado. Sale de mi adentro y espero que no te sepa a “carrincló”. Disculparás en este caso, dado que no lo tengo yo esto, muy por la mano. Ahí va “tal com raja”.



Es fosc l’aguait de l’univers ;
mots siderals de llum a la boca
i llurs besllums a cops son fers;
triar entre els estels sempre toca.

Delicat l’ensum de fulles closes
d’una rosella colrada de tardor,
que canta rere les nuvoloses
i foragita amb un somriure la fredor.

En un altra paralèl-la galàxia rau;
fulgurant parpelleja i dóna
l’escalf amic a ulls clucs suau,
com el músic xiu-xiu de l’ona .


De parte del conde, éste minúsculo y modesto poema para Bel.

Magda Díaz Morales dijo...

Querida Bel, llegue a ti mucho cariño y con él una infinidad de abrazos.

Feliz cumple blog (y que dure muchos años más).

giovanni dijo...

Hasta octubre... Vamos contando, mediados de abril, mayo, junio... son seis meses! Demasiao, creo, para ti, para mí, y para tus lectores.

Pero tómate el tiempo que necesitas, sentáte libre!

Besos

alba dijo...

Bel, enhorabuena, felicidades, ay, ¡todo! por todo lo que has conseguido en este bello rincón, para ti, para nosotros. Porque amapolas y octubre son dos palabras, dos imágenes, dos emociones que por siempre van a ir ligadas, que cuando las escuho, o las leo, o las veo o las siento, pienso: Bel y todo lo que ese bello nombre esconde detrás. Recopilando todos estos regalos, mirando atrás y recordando todo lo compartido, te habrás dado cuenta del cariño tan grande que se te coge, de lo importante que eres para todos nosotros. Para mí ha sido, y es, y será siempre, un placer haberte encontrado y conocido. Creo que tampoco nosotros podremos resistir hasta octubre. :)

Un dulce y emocionado beso, y las gracias, siempre, no me canso, por todo.

giovanni dijo...

No es mi costumbre pero quisiera agregar a mi comentario escueto anterior, que estoy completamente de acuerdo con Luna. Y, gracias a Luna tuve la suerte de encontrar un blog sobre Clarice Lispector que me hizo pensar y sentir y escribir un par de comentarios... casi demasiados...

Besos cariñosos para las dos

A dijo...

Bel, querida,te agradezco enormente tu cálida amistad y aprovecho para decirte que me hizo mucha ilusión tenerte entre nosotros el sábado. Un beso amiga y regresa más pronto que tarde.

Clarice Baricco dijo...

Muchas felicidades por el gran y hermoso año que nos has regalado.
Lindos regalos te han otorgado. Gracias por compartirlos.
Tantos sentidos unidos.
Creo que soy yo la que no podría resistir sin ti.
Besos a tus fotos.

Te quiero Bel.


Graciela

ZenyZero dijo...

El otro día escrbía a alguien, a una amiga, por un motivo diferente por el que lo hago ahora, a ti, aquí.

Le decía que la amistad puede significar muchas cosas; cariño, afecto, compromiso, y también dedicación y entrega. Aun la amistad es un sentimiento, también,
que nos hace iguales por propia oluntad, y ello alberga un misterio imposible de resolver. Por otro lado innecesario, porque
lo que importa es precisamente el prójimo a quien quieres; y el prójimo puede ser un misterio con el que te encanta convivir.

Le decía que quizá, por eso mismo, las palabras no sirvan para definir nuestros sentimientos
y eso es algo que sabe todo el mundo. Pero lo realmente importante es que lo que no podemos decir, lo que no alcanzamos a descifrar con venticuatro signos combinados
de millones de maneras, es lo que hace que la amistad tenga sentido.

Sin embargo, Bel, parece una ironía que sea aquí, en un espacio dedicado exclusivamente a los signos y a las palabras, precisamente, donde haya nacido el misterio que nos une; que nos unirá ya, a ti y a mí.
Quizá, la vida sí sea una ironía y la amistad el modo de burlar su juego. Un misterio, lo eres, y es precioso.

Cuídate y hasta siempre.
Un abrazo
Chuff!!

mjromero dijo...

Ah, ¿pero te vas realmente?
Pues, yo pienso esperarte y pasar por aquí a releer ...
Hasta octubre, o cuando sea el regreso.
He puesto el carrito de la limonada con tu nombre , donde dije...
Un fuerte abrazo, y gracias por todas tus palabras.

Goliardo dijo...

Ante todo, y mientras me seco con ademán espontáneo y apenas dismulado dos atrevidas lagrimitas que asomaron por las comisuras de mis ojos voraces, leyendo estas bellezas, te arrojo desde la orilla de mi Río de la Plata unas cuantas ¡FELICIDADES! para que vuelen como golondrinas de estación, por sobre los mares a tu puerta, desde mi otoño a tu primavera.
Me emociona vivamente no sólo este premio, sino también el recibirlo de tus manos. Me emocionan tus palabras, tus imágenes, tus amapolas florecidas y las palabras que suscitas, maravillosas, impecables, merecidas, fabulosas, exquisitas. Eres inspiración e inspiradora, amiga, confesora, poeta, pintora, artista, amapola. Ciertamente, el premio eres tú y espero que vuelvas pronto (me imagino el motivo de tu viaje, y claro que vale la pena), ahora que yo regreso...
Un abrazo emocionado, un agradecimiento con la voz quebrada, y un hasta pronto ansioso, aunque siempre estás en este corazón al que haces florecer siempre.

PD: Pasa por casa, aquella historia terminó su primer capítulo de un modo que no fue el más feliz. Me tomaré algún tiempo para ordenarla y terminar de contarla. Después de todo, de algún modo, también fuiste testigo de su nacimiento, y mucho de ella te pertence, como le pertenecen nuestras vivencias a los amigos que las comparten y las sienten con nosotros.

Luisamiñana dijo...

¡Enhorabuena, reina! Como he leído por ahí, me perderé otro ratito para terminar de leer todos los regalos, dedicatorias y demás. No tardes tanto (octubre, uf, queda lejos). Ultimamente no tengo demasiado tiempo para las inmersiones blogueras: con lo que me gustan. Pero siempre es un placer y una satisfacción llegar aquí. Un esupendo blog, no lo dudes.
Besos

Mertxe dijo...

Descubrí a Olvido cuando se marchaba, pero no se fue y, así, pude disfrutar de la Ballena durante unos meses.

Te descubro a ti, o tú a mí, ya no recuerdo, y, desde luego, no tiene ninguna importancia, y se suceden más y más meses de disfrute.

Ahora os marcháis las dos. La una dice que no sabe cuándo volverá; tú, que a lo mejor no aguantas mucho tiempo ausente, y se agranda el hueco y, con campos florecidos y todo, se agranda el frío.

¿Qué más puedo decir? Supongo que esto es lo más parecido a una 'pataleta'... (Ainsss... Es que me mimaron demasiado de pequeña y no acabo de superarlas.)

MGJuárez dijo...

Tengo mucha suerte (te conozco y puedo disfrutar de tus horas)...por eso no he de decir nada. Dejo que los demás se acerquen mucho a ti y reciban la calidez y humanidad con la que lo impregnas todo.

Una forta abraçada,
Montse.

gloria dijo...

Ay, Bel... ¿ves lo que pasa? Ya estoy como tonta, llorando emocionada por tu aniversario, por todos los premios y palabras que te han regalado y que espero que sigan creciendo y creciendo, aunque el año que viene, por estas fechas, eso te obligue a subir una entrada kilométrica. Hoy ha sido un día emocionante para mí, por muchas cosas que no vienen al caso, muy buenas y muy malas, pero todas de emociones fuertes, al fin y al cabo. Y ahora me siento, tranquilamente, a perderme entre todas las letras que me he perdido estos días, llego al campo de amapolas, y me encuentro con esta fantástica entrada llena de emociones (me repito, ¿verdad? perdóname, es que estoy llorando y no puedo releer), y me ensancho leyendo, escuchando y casi viendo la lindísima amapola que tanto quiero.
Perdona este desastre de comentario, por favor, pero...
Enhorabuena por todo y mil gracias por tanto.

Ani B. dijo...

Querida Bel... Heidegger decía que la poesía tiene que ver con la irrupción de lo nuevo. Es un nacimiento, una posibilidad de nacer. Asi que celebro contigo este blog, que es una puesta en acto de tu amor por la palabra y por los mundos que ella crea.

Espero que este sea el inicio de muchas celebraciones juntas,

Un beso muy grande,

Ani

antonio manuel fernandez morala dijo...

¡Hola Bel;felicidades por el cumple, y ojalá que amapolas y tu cumplais siglos de poesía y amistad. Besos.

Anónimo dijo...

Gracias Isabel por este espacio, muchas felicidades, espero que conforme leas estas líneas estés saboreando un día delicioso.

Un fuerte abrazo, linda

rodri dijo...

Feliz día del libro y las letras, Bel.
Gracias por seguir en este vuelo
de palabras que nos une en el aire
de la literatura y la vida.
Besos versos rosas y alcances.

Isabel Mercadé dijo...

Petita gran Fusa:
Claro que me ha gustado, muchísimo. La gratitud te la debo a ti, por aparecer así, un día, como un milagro, aunque, como ya sabes, para mí, tu propia existencia ya es el milagro.
Moltes felicitats, bonica i una abraçada inmensa.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Lobosluna:
Muchísimas gracias por el poema, por tus palabras y por tu amistad, siempre.
Me ha sorprendido y emocionado que menciones esa "Comarca del jazmín", porque creo que tú no leíste mi entrada de mayo del año pasado titulada precisamente "Jazmín" en la que hablo de mi infancia.
Otra coincidencia más...
Un abrazo muy fuerte.

Isabel Mercadé dijo...

Alfaro, querida:
Ya he visto en "cuanto sé de vos" el carrito de limonada. Tampoco sé cómo agradecértelo a ti, el gesto (porque sé que no eres proclive a ell) y sobre todo tu compañía de casi un año.
Sólo pedirte que no abandones esas aparentemente crípticas palabras tuyas. Son un don que nos regalas.
Un beso enorme.

Isabel Mercadé dijo...

Caballero Ybris:
Para mí ha sido un privilegio que un señor poeta como tú se tomara la molestia de dejar aquí su rastro.
Muchas gracias por ello y, sobre todo, por ese vacío tan lleno. Seguiré visitándolo.
Un gran abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Lentitud:
Gracias (como si fuera una mirada)y un beso.

Isabel Mercadé dijo...

Fernando:
¡Qué inmensas preciosas amapolas! Por unos momentos me he sentido así, libre y casi infinita.
Muchas gracias por ellas, por tu constante amistad y, sobre todo, por esas palabras tuyas que tan generosamente nos regalas.
Besos mil.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Marisa:
Tú sí que mereces eso y más, mucho más. Te diría que tu libro me ha parecido precioso, que tu voz mucho más...pero espero la conversación pendiente.
Entre tanto, un gran gran abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Olvido, querida:
(si no me hubiera resistido a veces, andaría ahora como los ermitaños de Mendoza, cubierta de greñas y roña, alimentándome de raíces y hablando sola)
¿Y tú? Para mí sí que ha sido un placer no resistirme a la llamada periódica de esa ballena a la que tánto y tantos echamos de menos.
Esperaremos, pues, con la esperanza de que mi espera sea menor que la tuya.
Un beso enorme.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Amparo:
No puedes imaginar cuánto me ha gustado conocerte y seguir esa espectacular transformación de tu crisálida en mariposa.
Seguiré visitando a la encantandora y eterna (dice ella) aprendiz.
Un gran abrazo.

Micaela dijo...

Muchas felicidades por tu premio y que sigas brillando tanto con tus palabras y tu generosidad. Un fuerte abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Mi dulce Inuit:
Ahora que por fin tengo ocasión de decirte algo (llevo días y días intentando dejar algún comentario en tus auroras, pero nada) me faltan las palabras.
Descubrir el que me pareció en principio un espacio zen y después un lugar mágico, personalísimo, ha sido uno de los grandes regalos de este año.
Gracias a ti, muchas, por todo.
Una abraçada ben forta.

Isabel Mercadé dijo...

Princesa:
Tú sí que eres un sol y tu mundo, ese que llamas de hojalata, dorado
(y tierno y divertido...).
Un gran beso.

Isabel Mercadé dijo...

Muy querido Conde:
El seu poema, ja ho sap, és preciós. I no sé com agraïr que un senyor melancòlic com vosté, hagi escrit per mi aqueste paraules tan plenes de llum.
Ens continuarem trobant, sempre, a Fanzara... o allà on sigui.
Una inmensa abraçada.

Isabel Mercadé dijo...

Magda, querida:
La gratitud te la debo a ti. Ha sido un privilegio descubrir tus espléndidas apostillas (que no pienso dejar de visitar)y contar con tu amistad.
Un abrazo muy fuerte.

Isabel Mercadé dijo...

Queridísimo Giovanni:
Tu amistad ha sido y es uno de los mejores regalos de este año.
Infinitas gracias por ella, por todos esos magníficos comentarios en Lispector (que estoy esperando a tener algo más de tiempo para responder como se merecen) y por ese lugar donde todo es posible y en el que pienso seguir perdiéndome.
Besos, besotes, abrazos, abracísimos...

Isabel Mercadé dijo...

Preciosa (*:
¿Qué decir? Aún recuerdo esa luna que vino el primer día y el embrollo que nos hicimos con si creciente o menguante... hasta que descubrí que eres resplandeciente, siempre, crezcas o mengües.
Gracias a ti, por esa luz, por esa dulzura y por el brillante rastro baboso que nos regalas.
Besos inmensos.

Isabel Mercadé dijo...

June querida:
Me voy tranquila porque sé que tú estás (me siento casi como en una carrera de relevos) ahí, aquí y allí. El placer ha sido y fue mío. Una tarde preciosa, muchos más momentos de amistad. Toda mi gratitud para ti.

Isabel Mercadé dijo...

Queridísima Graciela:
Y a ti ¿cómo no voy a quererte yo? Eres una de las personas más, cómo decirlo, de verdad. Gracias por tu solidez y transparencia, por tus ojos y tus palabras, por tu amistad y cariño, siempre.
Miles de abrazos.

Isabel Mercadé dijo...

¿Recuerdas, Zenyzero, que en el primer premio que entregué, "el blog brillante" te llamaba enigmático?
Y ahora, me encuentro estas bellísimas reflexiones sobre la amistad y su misterio y el nuestro. Tal vez eso mismo era lo que yo intentaba decir, el enigma de este entendimiento, más allá (¿y de dónde, cómo?) de las palabras y los signos.
Con mi amistad, por siempre, un inacabable abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Me temo, querido Goliardo, que el motivo del que llamas mi viaje no es el que sospechas...me explicaré mejor en otro momento.
Pero lo que me preocupa ahora es ese no final feliz. He pasado por tu casa varias veces, sin noticias. Seguiré haciéndolo.
Y no me cansaré de darte las gracias, por todo, por tus siempre cálidas palabras, tu amistad y esas maravillosas historias que nos regalas.
Un abrazo muy fuerte y cálido que espero cruce el océano.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Luisa:
Me has emocionado (si supieras los miles de años, hace una eternidad, que se fue quien me llamaba reina).
Tú y tus arquitecturas y tus palabras y todo lo que nos ofreces sí han sido un regalo. Mil gracias a ti, por todo. Y no creas que te librarás de mí. Seguiré visitando todas las maravillas que construyas.
Un gran abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

¡Qué suerte, Mertxe querida, que te mimaran mucho de pequeña! Yo soy totalmente partidaria. Nunca los mimos son suficientes para protegerse del frío que seguro vendrá.
Tal vez no esté aquí, pero me pasearé, seguro, entre tus hojas.
Muchas gracias por todo, por permitir que te encontrara (creo que fui yo), por buscarme tú, por esas generosas hojas.
Un beso enorme, guapísima.

Isabel Mercadé dijo...

Queridísima Montse:
Gracias por esas cálidas palabras. Nada comparable con tu calidez, y tu admirable dedicación a los otros y a sus palabras. Pero no olvides que las de "Dona a la finestra" son también una maravilla, tanto o más dignas de atención que cualquier otra.
Una gran abraçada.

Isabel Mercadé dijo...

¿Desastre? Tu comentario es precioso, lindísima Gloria.
Gracias a ti por estar, siempre, por tu poesía y tu capacidad para entender más allá.
Sólo deseo que el balance de esas emociones sea al final hermoso. Lo cierto, y te lo dice quien ya recuerda mucho, es que eso es lo que perdura, el recuerdo de la intensidad de la emoción, y cuán buena o mala fue, casi se diluye en las horas.
Cariñosos y grandotes besos.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Ani:
Él sí que sabía (y a la vez cuánto ignoraba).
Somos un misterio y, como dice alguien aquí, a veces maravilloso.
Sólo deseo que quien había de hacerlo, haya sido capaz de apreciar el que intentaste desvelar en tu despliegue.
Y gracias por tus afectuosas palabras.
Un abrazo enorme.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Antonio:
Mil gracias de nuevo, por tus palabras, por tus poemas, por tu amistad constante.
Un fuerte abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Jon, querido, muchas gracias.
¿Todo va bien?
Últimamente se te ve tan silencioso...
Un abrazo muy grande para ti.

Isabel Mercadé dijo...

Gracias a ti, Rodri. Aunque desaparezca un tiempo, no dejaré de acercarme a conocer ese tu espacio, lleno de sueños y promesas.

Un beso.

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Y también un beso para ti, Alodia, con mi cariño y agradecimiento.
Tampoco olvidaré esos dulces vientos.

Gracia Iglesias dijo...

Ya sé que llego con retraso a felicitarte, pero aún así, muchísimas felicidades por este aniversario y también por el premio que tanto mereces. Pero... ¿pretendes de verdad tenernos sin tus amapolas hasta el próximo octubre? Sé que no dejo muchos comentarios porque siempre voy de cabeza, pero te sigo siempre y no quiero esperar medio año hasta volver a leer tus regalos sobre jazmines y amapolas y versos y sentimientos...
Me han encantado los vídeos y he disfrutado con los regalos literarios que te han hecho y has compartido gratamente con nosotros. Un beso muy fuerte, Bel, y espero que tu despedida sea sólo por buenos motivos y por nada malo.
Estaré muy atenta a tu regreso.

ZenyZero dijo...

¿Sabes?, eres perversamente cariñosa... llegas y me atraviesas, y en vez de pararte en mis vísceras te vas por el orificio de salida (te juro que ya no veo CSI).

Tnks for coming.
Chuff!!

Isabel Mercadé dijo...

A veces una creería que la telepatía, o la sincronía, o como se le quiera llamar, que algo parecido existe. Pensaba en ti, en qué habría hecho la Domadora después de la fantástica experiencia de Sevilla, y me iba para tu casa, cuando me topé con este comentario. ¡Qué alegría! y ¡Qué casualidad! -he pensado- o no...
En cualquier caso, encantada y agradecida con tu visita y tus siempre cariñosas palabras.
Un abrazo enorme.

Isabel Mercadé dijo...

¡Querido señor Zenyzero!, ¿Qué iba a pensar cualquiera que no me conociera?
Respecto al adverbio, ya me gustaría, ya, en algunas ocasiones.
Respecto al adjetivo, se hace lo que se puede, pero no crea, a veces es difícil...
Ay, ay, y qué baja de tono me coge. En cualquier otro momento, ante semejante halago, me hubiera arrancado por bossanovas, para no contrariarle.
Besos.

Vagamundo dijo...

Felicidades, aunque sea con retraso, por tu "segundo" año de vida en este espacio, y que cumplas y se cumpla todo lo que desees... Las amapolas, las de abril, son de las pocas cosas que guardaré en un rincón de mi alforja.

Isabel Mercadé dijo...

Muchas gracias por estos buenos deseos, Vagamundo. Ojalá, sí, soplaré una velita con toda mi energía.
También para ti, querido, que todo todo te sea propicio. Y que nunca se marchite lo que lleves en tu alforja.

FLACA dijo...

Me uno a los saludos anteriores y también te felicito por el aniversario.
Me ha agradado tu visita y también me ha gustado entrar aquí y lo que encontré.Esto del blogueo lo que mejor tiene es que propicia los encuentros y los hace prevalecer por sobre todo,burlando el mundo físico, y la geografía. Respecto a lo que me decís del perfil, creo que no es casualidad que los nuestros se parezcan. Si te conmueve la poesía de Idea estoy segura de que debemos tener un montón de rasgos en común.
En aquel boliche virtual de Lodelaflaca hay, desde hoy, un lugar para vos.Un abrazo

Isabel Mercadé dijo...

Gracias por la visita, Flaca, y encantadísima de tenerte por aquí.
Recibe un muy cálido abrazo de reconocimiento y bienvenida.

alba dijo...

Bel, venía a dejarte un dulce beso, a decirte que te echo de menos a ti, a tus amapolas y a la belleza que le arrancas a los días... y sin embargo, hoy, ya se la has arrancado con cada maravilloso vals (como tercer tiempo de un vals que me gustaría ser. Un, dos, tres, dos, dos, tres...)

Ay, gracias, emocionadas. Y el dulce beso que había venido a traerte.

alba dijo...

El vals de Chopin me ha recordado esto (que espero que te guste):

http://www.youtube.com/watch?v=EksWfYycnnI

Otro dulce beso.

Isabel Mercadé dijo...

Muchas gracias, (*. Tú sí que dejas un rastro de belleza por donde pasas. Me ha encantado tu regalo y me ha recordado una lejana noche, a mediados de los 80, cuando vi a Nureyev en Giselle. No era el protagonista, claro, tenía un pequeño papel casi honorífico, pero aun así, fue emocionante.
Un emocionado :-) beso.

alba dijo...

Yo tengo un vídeo, desde pequeña que lo tengo aunque hace siglos que no lo veo, de "Las Sílfides" con Nureyev y Fonteyn, ¡que vaya dos!. De hecho, cuando he ido a buscarte el regalito a youtube esperaba encontrarme con ellos dos bailando este vals (me hubiese hecho ilusión haberte regalado ése, por lo que tiene para mí de especial), pero no estaban. Y entonces me he encontrado con el que ya has visto, oye, que tampoco está nada mal, que ojo con Baryshnikov... :)
Tuve una profesora de ballet a la que quiero con locura que tuvo la suerte de tomar clase en Nueva York con los tres, con Nureyev, la Fonteyn y Baryshnikov, cuando éstos ya no eran precisamente unos mozalbetes. Muchas veces me contó que tenía grabada la imagen de Margot Fonteyn en mayot con un cuerpo, y sobre todo con unos brazos, con la piel colgando, ya no tan tersa (qué casualidad también que te esté contando yo ahora esto después de escribir sobre Wendy y su piel y su envejecimiento), sin las posiciones tan firmes ni tan perfectas... y sin embargo, me decía, se estaba quieta y bailaba. Años después yo tuve la oportunidad de ver a Baryshnikov sobre el escenario, casi no se movía, pero bailaba, seguramente igual que bailó Nureyev la noche que tú tuviste la oportunidad de verlo bailar. No hace falta que te diga lo que yo me emocioné... y ahora, ay, ahora también.

Un enorme abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

¿Sabes, (*, que una vez hace años pillé por pura casualidad en la tele un documental sobre M. Fonteyn que me dejó absolutamente fascinada? Y sí, otra vez, la piel arrugada y, sin embargo, el rojo, y sin embargo, el baile.
Por supuesto que ojito con Baryshnikov... me hubiese encantado verlo, así, como tú, bailando en la quietud.
Abrazo inmenso para ti.

Juan B. Morán dijo...

Quiero sumarme a esta tu fiesta para celebrar esas amapolas que nos has traído. Entre silvestres y vitales, su color nos devuelve algo a nosotros mismos, como si su íntima materia hablase de cada sueño.

Un abrazo

Isabel Mercadé dijo...

Muy bienvenido Juan, y gracias por tu regalo, esas preciosas consideraciones sobre las amapolas. A pesar de lo que aseguras, veo que no sólo haces poesía visual...
Un abrazo para ti.

Alicia M dijo...

Querida Bel, tanto respeto y cariño te tiene mi hijo Goliardo..que ya me emocioné al recibir tu visita...y más al visitarte. Espero que tu viaje sea para bien y en paz. Y espero poder gozar tu lugar, seguido. Un beso y cariños...

Isabel Mercadé dijo...

Muchas gracias por tu visita, Alicia y por tus buenos deseos. Lo mejor también para ti.
Un gran abrazo.

Felipe Sérvulo dijo...

Cuantas voces amigas resuenan en tu casa.
Un fuerte abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Un abrazo para ti, querido Felipe, y felicidades de nuevo por ese premio y por todos los otros que te mereces.

Marta Sanuy dijo...

Leerte es una fiesta para cualquier persona sensible Bel. Te lo mereces todo. Felicidades por este estupendo lugar en el que venir a descansar

Isabel Mercadé dijo...

Gracias a ti, Marta, por estas cálidas palabras y por tu constante compañía todo este tiempo. Como ya te he dicho, es usted una joya.
Besos.

entrenomadas dijo...

Ya llego, ya llego...
Tarde, pero llego.
FELICIDADES, BEL!!!
Un primer año lleno de calidad, contenido y belleza.
Y eso no es fácil, tía.


Kisses,

Marta

Isabel Mercadé dijo...

Gracias a ti, Marta. El blog me ha ha dado mucho, muchísimo, entre otras cosas la posibilidad de conocer a una poeta como tu. Ha sido un verdadero privilegio.
Un gran abrazo.

ANALUKAMINSKI PINTURAS dijo...

Pousei aqui após uma visita ao encantador Canto de Espumas. Que delícia descobrir mais um lugar de delicadezas! Poesia, música, e, ainda por cima, a presença da magnífica e incomparável Clarice Lispector! Voltarei outras vezes por aqui, e, para facilitar as visitas, tomarei a liberdade de linkar o teu blog. Deixo abraços alados e azuis, e um convite para que vás , também, passear em meu jardim de letras e cores, quando quiseres.

Sergio dijo...

solo me explota un "gracias" en el pecho. no hace falta que sepas el porqué. no, no hace falta.

gracias.

Isabel Mercadé dijo...

Muito obrigada, Ana Luisa, por tus generosas palabras, tu visita,tu invitación, tu enlace, todo.
Un placer.
Beijos.

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Sergio,
Las gracias debo dártelas a ti por ese regalo para la sensibilidad, esos ojos en el bosque.
Abrazos.

Gracia Iglesias dijo...

No sé porqué no puedo publicar un comentario en el post que acabas de poner y por eso lo escribo aquí. En todo caso, me alegra mucho que no hayamos tenido que esperar a octubre para disfrutar de tus amapolas.
;)

ANALUKAMINSKI PINTURAS dijo...

Querida Bel, o teu blog é encantador! AGradeço pela visita e palavras amáveis. Deixo beijos alados com cores de papoulas.

Bel dijo...

Querida Domadora:
Gracias por la visita. Te lo explico allá donde bailan los elefantes.
Besos.

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Beijos para voce, linda Analuka.

ANALUKAMINSKI PINTURAS dijo...

Gosto de passear por aqui... Mui lindo o poema em francês! ABraços alados.