Hableyso




Manzana mística, I.M.



Durante todo el día han estado sucediendo cosas extrañas. Todas, todas las conversaciones que he mantenido, en presencia, telefónicas, blogueras, tenían en su contenido y/o su forma una especie de marcas, indicios, señales, que remitían unas a otras, interconectadas y apuntando a la vez a algo que iba más allá, a ese mundo del que todo lo ignoramos y que, aún así, algunos se empeñan en negar (yo, ante la duda, prefiero la duda) en nombre de una evidencia científica que, precisamente, ha ido demostrando la existencia de lo que antes se negaba sólo por su invisibilidad o nuestra capacidad de entender.

La última de estas coincidencias, o sincronías, o señales, se ha dado con Mariel, pero antes se había dado con Bel, la otra Bel -gracias a ella y a un pequeño desencuentro que tuvimos a causa de la coincidencia de nombres y alguna que otra de esas enigmáticas simultaneidades que el tiempo regala a veces y que producen un cierto escalofrío no desagradable, me puse la M., la primera letra de mi apellido, en el perfil del blog- y aún antes se había dado con Blanca, y antes con M. y con S. y con..., pero la de Mariel parecía la última -y otra circunstancia no menos intrigante, es que haya pasado con estas tres nuevas amigas blogueras quienes, por cierto, han sido, junto a otros, un inesperado regalo de este difícil verano, como si su llegada correspondiera también a algún tipo de designio- hasta que he tenido que escribir la palabra para que el comentario se publique. La palabra era "hableyso". Entonces casi he gritado ¡¿qué?! ¿¡qué!? ¿Qué tengo que hablar? ¿Qué es lo que tengo que decir?

Algo que me he prohibido, algo que tal vez se esté pudriendo, el tiempo pasa, algo que tal vez me esté pudriendo, el tiempo pasa y la mudez, que no el silencio, la mudez tal vez esté pudriendo las palabras.

¿Tal vez decir mi nombre?

Mi nombre es Isabel Mercadé y es a Isabel Núñez, la otra Bel, a quien le debo el estar aquí diciéndolo. Y también, de alguna manera, a Blanca Andreu, aunque ella no lo sabe, por un apunte que hizo una vez, como al azar, sobre el blog y decir el nombre. Y ahora, además, a El objeto a que, para subrayar el día, acaba de dejar su reflexión sobre el valor que no se tiene, ¿o sí?. Y finalmente, a Stalker, de quien he descubierto, hoy precisamente, en la primera entrada de las amapolas, un hermoso comentario sobre el nombre que nos dice.

¿Tal vez decir mi palabra?

"Y sólo una palabra basta para que todo viva en una alegría desconocida sin él".

Ésta es una de las últimas frases que escribí en mi cuaderno de escribir lo que quiero decir cuando no quiero decírselo a nadie. ¿O tal vez sí? Tal vez sí quiera decírselo a alguien, quería decir. Y se lo debo a la mano de I.M., o de Bel, que inconscientemente (pues no me he dado cuenta hasta que lo he visto aquí, al lado del teclado) se ha alargado para cogerlo.





¿Tal vez decir mi palabra y mi nombre?









Inuit, la dulce Inuit, que ha optado no sé si por el silencio o la mudez, se alegraría.








74 comentarios:

Jenn Díaz dijo...

Yo no he llegado a reflexionar sobre el decir el nombre o no, me puse Fusa porque Fusa me llamaban y con Fusa me siento más identificada que con mi nombre, y no hay más misterio. Ni tampoco he reflexionado sobre mi palabra. Ni sobre mi imagen. Yo, que creo que reflexiono sin descanso, no lo he hecho sobre las cosas que hoy nos propones. Pero quería decirte algo... algo desde aquí, el otro lado de la verja, sin saber de qué tengo que hablar, sin saber qué es lo que me pudre, sin saber, al fin, nada, quería decirte que yo, después de saber tu nombre, que no es hoy y recuerdo el día, después de saberlo... magia: nada. Todo igual. No sé por qué. Sí suele decirme algo nuevo la palabra y la imagen y el nombre de lo desconocido, como un velo que se levanta con una ventolera, ah, vaya, te llamas así, o asá, así es tu pelo, o tu barbilla. Y contigo fue como si todo ya lo supiera. Y no sabía nada. Como ahora. Es como si siempre y como si nunca. (Qué caos de explicación). De todos modos... esto es desde el otro lado. Desde donde te mando un beso, porque no sé por dónde seguir...

Isabel Mercadé dijo...

Fusa, tu explicación es tan caótica o tan poco caótica como mi entrada, así que gracias por traerla hasta aquí, por tu sólida compañía. Probablemente la cuestión con el nombre sea sólo mía, mi resistencia a decirlo... o como mucho pueda identificarse alguien con el mismo síntoma y tal vez pueda darle también ese valor que no se tiene. Para los demás, los que han visto algo en una desconocida (aunque no sé si han visto tanto como tú) es cierto, no importa el nombre real.
Esa sensación de familiaridad y de extrañeza, ese siempre, tiene que ver con eso llamado "alma", ese nunca, tal vez con la cotidianidad.
También yo te mando un beso enorme a ese precioso cachete izquierdo que ahora nos muestras (también tú estás desvelando algo más...)

Lola Torres Bañuls dijo...

Mariel, Bel M., Blanca, Stalker, Oscar, Laura, Arturo para mi son nombres conocidos. Casi diría yo rostros conocidos, pero no, de algunos he visto sus fotos pero no los conozco por eso. No los conozco porque he visto sus ojos mirar y sus gestos hablar. No, no es por eso que les conozco. Algunos los conozco de verdad, he estado con ellos, pero no. No es por eso que los conozco, es por sus palabras, cada uno tiene un blog con una estética diferente, pero es por sus palabras, por sus poemas, por sus prosas, por sus pasiones, por las imágenes y los poetas qeu han ido dejando en sus blogs.

Yo puse mi nombre y mis dos apellidos en el blog. Sin pensar mucho, sin reflexionar sobre ello. No se me ocurrió pensar en ponerme un nombre distinto.

Un abrazo Bel M.

Bel es bonito. Suena bello, elegante, sencillo, muy bonito.

Diana H. dijo...

Hola Bel...
Quizá pasaste por mi último posteo?? No lo puedo creer!
Se llama: UN NOMBRE...y puse una manzana!!
Y te espero por allí!

Belnu dijo...

Incluso con imagen! Felicidades! O bienvenida al bosque de los nombres, o a las calles llenas de nombres, como en aquel poema de Fonollosa en que éramos sólo nombres y apellidos, o al caos en el que vivo y los pensamientos, palabras y hechos entrecruzados que forman una velocísima malla llena de enigmas y que nos cubre, o a ese mi poema favorito de Emily Dickinson y donde el musgo acaba cubriendo sus nombres
I died for beauty, but was scarce
Adjusted in the tomb,
When one who died for truth was lain
In an adjoining room.

He questioned softly why I failed?
"For beauty," I replied.
"And I for truth, -the two are one;
We brethren are," he said.

And so, as kinsmen met a night,
We talked between the rooms,
Until the moss had reached our lips,
And covered up our names.

Isabel Mercadé dijo...

Es cierto, Lola, nos conocemos y, seguramente es suficiente, y no sólo, tal vez incluso más que algunos allegados en el otro lado de la verja, como dice Fusa, por lo que aquí dejamos, imágenes, sonidos, palabras...sin embargo, que ni siquiera se te ocurriera un heterónimo, que escribieras nombre y dos apellidos, para los que tenemos un casi patológico temor a la exposición es muy significativo. Para mí éste era el último paso de un difícil proceso.
¿Sabes que hubo un tiempo que escribía y después escondía lo escrito, no a otras personas que pudieran estar por casa, sino a mí misma? De vez en cuando inesperadamente encontraba algo y no imaginas el susto que me llevaba.
Agradezco mucho tus consideraciones sobre Bel, porque es el nombre que yo he elegido, sobre el que he construido esas imágenes, sonidos y palabras y para mí, más significativo que el otro.
Un gran abrazo.
P.S. Por cierto, mi vida ha estado con frecuencia acompañada de alguna Lola. Es un nombre, para mí, lleno de encantos.

Isabel Mercadé dijo...

Luzdeana,
¡Pues no lo había visto! Pero casi mejor, no sé si ayer hubiera resistido otra y de tal magnitud coincidencia, o habría llegado a preguntarme si no estaba delirando. Tendremos que creer a Jung.
Ahora mismo iré a visitarte.

Isabel Mercadé dijo...

Bel,
Gracias. A ti no hace falta que te cuente mis motivos. Y sé que sabes que no ha sido fácil. Ahora, tras el arrebato y el caos, necesitaré slir de esa red para parecer una persona capaz de transmitir un lenguaje organizado y cerrado y por esa salida (aunque después regrese y haya de volver a salir y me pierda entre tanta ida y venida) pagaré un alto precio, el de no encontrar mi palabra, porque acabo de darme cuenta que ese lugar en el que vives, aparentemente caótico, es aquel donde nace el propio lenguaje.

Gracias por el hermosa poema de Dickinson. La belleza y los nombres, eso es lo primero que he visto, y tal vez hubiera sido suficiente, más la cadencia de las palabras de E.D., pero después he recurrido a mi edición bilingüe, porque con mi inglés habría tardado un montón y quería comprenderlo ya:
"Morí por la belleza, mas apenas
ajustada en la tumba
cuando uno que murió por la verdad, yacía
en una habitación contigua.
Me preguntó amable por qué había fallecido
"Por la belleza", le contesté
"Y yo por la verdad. Son una sola cosa.
Hermanos somos", dijo.
Y así, cual los parientes, que se encuentran de noche
hablamos de una a otra habitación
hasta que el musgo nos llegó a los labios
y cubrió nuestros nombres."

Un abrazo de habitación a habitación.

alba dijo...

Hace un par de días me pasé por aquí silenciosa y fue cuando vi la M., la M. al ladito de Bel, y me dio un no-sé-qué de los míos que no se explican. Me alegré muchísimo, de veras, porque enseguida me imaginé que el simple hecho de colocar esa M. junto a Bel no fue nada sencillo, no sé, corrígeme si me equivoco, pero me lo imaginé como si antes y durante y después de haberla escrito, la M., a ti también te hubiese dado el no-sé-qué, que digo yo. Y casi, casi te pregunto. Por qué. Pero al final no lo hice. Sencillamente me alegré. Me dije: ya nos lo contará. Y me fui.
Ayer, curiosamente ayer, quién sabe si mientras tú pensabas en todas estas cosas, me encontré con un sobre grande con tu nombre, con el nombre que hoy, abiertamente, das a conocer aquí en tus amapolas. Isabel Mercadé, ponía en el remite. Estaba vacío porque lo que había dentro cuando me llegó está en mi estantería. Pero el sobre no me dio la gana de tirarlo, no sé, me lo guardé con tu nombre y, después de todos estos meses, te juro que lo encontré ayer. Y me alegré otra vez. Bel, Bel M., I. M., Isabel Mercadé. Algo extraño. Y aunque como dice Fusa, poco importa en este caso el nombre, para ambas, creo, eres alguien muy especial y sigues siéndolo con un nombre u otro, insisto: hoy he vuelto a alegrarme otra vez, infinitamente. No me sé explicar.
(*, por ejemplo, no es ni siquiera un nombre. Antes incluso de La luna de papel, ya me identificaba con ese garabato que no tiene ni siquiera sonido (porque ¿cómo se dice?), aunque haya acabado derivando en Luna o Lunita con el tiempo, porque es eso lo que es: una estrellita que acompaña a una luna decreciente que, en cierto modo, se opone a mi nombre real, con el que no me siento tan identificada. Pero como dice Fusa, tampoco lo pensé. De esto, por ejemplo, me di cuenta gracias a ella, cuando supo qué había detrás del garabato. Como tampoco nunca me ha dado por pensar por qué a mí también me da cosa decir: mira, soy... mi nombre. Sencillamente, no lo digo, me da temblores. Y quien lo descubre es porque en la otra cara de la luna me desenmascaran sin saber, esto lo supe contigo, que lo que aparecía era mi nombre de verdad. Si no, la verdad, tampoco sé si me hubiese atrevido. Y piensas, pero qué más da. Y sí que da, mucho, aunque no sepamos explicarlo. Y no deja de hacerme gracia porque cuando conoces a alguien fuera de la blogosfera, por lo menos a mí me pasa, no le dices soy (*, no, le sices: soy... mi nombre. Y parece que importa menos. Parece que no importa nada. Y mirándolo así, me doy cuenta de que en realidad es un lío, o nos buscamos el lío, que es lo que ahora mismo me estoy haciendo yo con las palabras, porque, si te digo la verdad, no sé ni qué pretendo decirte con este comentario. Un auténtico lío. De palabras, de nombres. Un lío que se acerca mucho a lo que de verdad soy.

Y un poco confusa por llevar un rato escribiéndote sin saber nada, me he levantado y he ido a por los poemas de Ana Blandiana que una vez llegaron en ese sobre con tu nombre, y he abierto el libro al azar y he leído el final del poema que dice:

"no os asustéis,
ella está bien
y os espera
al otro lado de mí."

(Perdona Bel este auténtico desastre. Me marcho, sin embargo, muy contenta).

Un dulce beso.

Isabel Mercadé dijo...

Querida (*,
Mucho que responder a tu maravilloso lío que, como le decía a Fusa, no es más lío que mi entrada.
Primero, puedes preguntar siempre lo que quieras, ya lo sabes.
Segundo, para mí siempre has sido (*, nunca luna y mucho menos lunita, (* o el otro, el que me descubriste involuntariamente.
También tú miras, miras y realmente ves y sabes y sabes el no saber. Entonces no es necesario que me explique mucho porque tú ya sabes lo que no sabes y también lo que yo sé que no sé.
Y si algún día (* ha de dar paso al otro nombre en la blogosfera tú sabrás, aun no sabiendo, cuándo, cómo y por qué.
Que encontraras el sobre precisamente ayer, ya no me extraña, han sido tantas las sincronías, no sólo las que cuento en la entrada, sino incluso las que han venido después (incluida la de Luzdeana) que sólo me queda aceptar lo que ignoro.
Cuando he visto tu comentario, acababa de enviarle un mail a Graciela diciéndole precisamente que, a pesar de lo que tal vez se pueda malinterpretar de la entrada, estaba mejor que en mucho tiempo. Y ya ni siquiera me ha parecido extraño, sino dentro de la normalidad, el ¿último? milagro, tu cita de la Blandiana exactamente con esas palabras.
El vídeo de Belle and Sebastian cantando sobre días soleados, árboles, parques y bells sonando, era, además de una alusión a la otra Bel, un mensaje para comunicar justo, exactamente eso:
"no os asustéis
ella está bien
y os espera
al otro lado de mí",
pero estoy segura de que tú ni siquiera has necesitado verlo para saberlo.
También tú sabes, sabéis, que sóis muy muy para mí.
Abrazos más que grandes.

Antonio Martín Bardán dijo...

Hola IsaBel M.

Lo de poner tu nombre está bien si eso tiene importancia para ti. Heinrich von Hardenberg firmaba sus escritos con el pseudónimo de Novalis, y no sé si es que no quería usar su nombre o es que no le gustaba o prefería permanecer oculto entre los que le conocían. Creo más bien que era una costumbre de su tiempo. Hoy nos da igual, nos queda su obra, que es lo importante.
Hay un tipo, el del cuaderno nocturno, que se hace llamar Antonio Castellón, pero es sólo porque una noche se le ocurrió abrir un blog y al llegar a firmar no sabía qué nombre poner, así que ni corto ni perezoso se levantó, abrió el cajón donde guarda su cartera y leyó lo que ponía en el dni... Así de simple. Es que es un tipo muy simple, jeje.
Agradezco tu foto. Te creía gordita, fea y con moño, ¡Jajaja!
Perdona, es que esta tarde estoy contento porque sopla el aire y parece que va a haber tormenta, y eso me encanta.
Y agradezco saber también que pintas, detalle que desconocía. Me gustan tus colores y tus formas.

Un abrazo, Bel M.

AC.

Antonio Martín Bardán dijo...

Ah, perdona, y aprovecho para decirle a Luna que su paréntesis con asterisco no representa a una luna decreciente, sino creciente.
Sólo eso.

Besos

Isabel Mercadé dijo...

¿De veras, Antonio? Eso también es milagroso, porque la primera vez que me visitó estuvimos discutiéndolo y llegamos a la conclusión de que como la luna está así ( cuando es menguante, pues (* había de representarlo.

Gracias por tus consideraciones. Como le decía a Lola, el hecho de que ni siquiera te plantearas otra opción significa que para ti no simboliza nada complicado, excepto algo que de identifica, unas palabras en tu dni que no necesariamente se inmiscuyen en tu identidad.
¿De veras creías eso? Empiezo a arrenpentirme de haberla puesto...me gusta la imagen que tenías de mí y hablo completamente en serio.
Decir que pinto es mucho decir. De vez en cuando agarro un lápiz y a veces hasta me atrevo con un pincel y unos colorines. Hay otras cosas mías aquí, pero como casi nadie relacionaba a I.M. conmigo...es un actividad maravillosa porque no tengo ninguna pretensión, ni me causa ningún conflicto, ni me importa el resultado. Como los niños, lo hago y ya está.
Aquí está más plomizo que aireado, pero también, claro, anunciando el otoño.
Un abrazo fuerte.

Antonio Martín Bardán dijo...

¡Mil perdones, amiga BelEme!

Ahora mismo me estoy golpeando la frente con las gafas. Tiene razón Luna: es decreciente. Cuando se ve el lado izquierdo de la luna es cuarto menguante. Es que me había puesto las lentes al revés, y veía el paréntesis a la derecha, jeje. No tengo remedio. O quizá ha sido una traición del inconsciente...
Sobre lo del nombre he tenido algún que otro conflicto, pero al final siempre me podía la claridad de considerar que no tiene importancia. Me da igual mi nombre, lo que me interesa es escribir algo que merezca la pena.

Sí, te imaginaba así como te digo, pero ahora lo que no entiendo es que te guste esa imagen de "gordita, fea y con moño"... ¡Qué raras sois las mujeres! Jaja. ¿Quizá por parecerte a alguien querido? Silencio en la sala.

Y lo de pintar, yo también lo hacía de joven, a mi manera, y me lo pasaba muy, pero que muy bien. Me relajaba y me ayudaba mucho a imaginar y un poco también a jugar con la realidad.

Un abrazo, amiga apolínea.

Isabel Mercadé dijo...

Amigo Antonio,
Me ha arrancado usted la carcajada. De veras que no hace falta que se someta a semejante autoultraje. Piense además que si las rompe le costará un ojo de la cara.
Puede ser traición inconsciente, porque ella, se lo digo siempre, parece cada día más grande, ¿verdad?
Eso indica una maravillosa salud: saber lo que de verdad le importa, decirlo sin ambages y ademá mostrárnoslo cuando lo logra.
Raritas, raritas, sí.
Es exactamente eso, ayuda a imaginar de otro modo, con las formas, y a observar de otro modo también, a ver lo que hay y no lo que se supone. ¿Y ahora ya no pintas? ¿Nunca has pensado en volver a hacerlo?
Un abrazo al filo de la noche.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Bel: Tu reflexión sobre el nombre como señal de identidad es tan potente y tan rica que se abre como una flor japonesa en el agua ...

Yo creo fervientemente en las supuestas "coincidencias" azarosas, mucho más que en mi acto de cruzar la calle para comprar el pan.

Ayer, después de leer tu comentario (me doy un tiempo para responderlos, tienen tantos planos) fui a ordenar la mesa del living. Entre los libros había un disco que había estado escuchando hace poco ... de Isobel Campbell & Mark Lanegan, "The Ballad of the Broken Seas". Es el único disco que anda rodando por la casa, fuera de una pila. Tapé con la mano el "Iso" y miré el "Bell". Me dije: es como Bel, pero con una "l" adicional. Bel remite, para mí, a "campana". El sonido de las campanas. No me sorprendió entrar en tu casa hoy y encontrar tus palabras acerca de tu nombre, ese Isabel que quizá, solo quizá, sea uno de tus múltiples nombres, y ... Belle & Sebastian.

Siento que lo que uno vuelca en un blog (en estos blogs nuestros que van uniéndose como las estrellas de una constelación) es material tan sensible, tan arrancado de las entrañas, que quizá sea difícil asociarlo al nombre con el que completamos los formularios y compramos el pan. Yo me siento mucho más un pájaro de China que Mariel. "Mariel", en muchos sentidos, me es ajeno. Primero porque es un nombre que me fue impuesto y no elegí y después porque estoy acostumbrada a un sinfín de deformaciones, empezando por las que practicaba mi abuelo y las que yo mismo me deparo, como si mi nombre bautismal fuera un chaleco ajustado. Es como los heterónimos de Pessoa, como si un solo nombre (no elegido, además) no alcanzara.

Es posible también que, si no fueras Bel y yo un pájaro chino, jamás no hubiéramos enterado de que las dos amamos a Clarice Lispector y ahora sé que también Dickinson, y Mishima y Ute Lemper (sobre todo cuando canta Youkali) y el acto de mirar y el tiempo dirá cuánto más nos une. También tu manzana que no podría sino estar en equilibrio inestable, como las de Cézanne.

Solo Lola, creo, puede reunir a todos sus múltiples personalidades en el resuelto "Soy Lola", con el que firma las palabras que se come el pájaro chino porque el matrimonio Blogger no le permite entrar a casa sino como anónimo. Entonces Lola firma "Soy Lola", como un manifiesto y una reivindicación de su yo. Pero es que en "Lola" caben tantas mujeres, quiero decir, en la palabra y en el nombre "Lola".

Somos nosotros quienes decidimos al fin de cuentas bautizarnos y el único principio que uno debiera seguir es ser el mismo, bajo cualquier de sus nombres. Como esa vieja frase de San Agustín, "yo soy dos - o tres, o cuatro, o cinco, agregaría yo - y estoy en cada uno de los dos por completo".

Variar sin cambiar el bajo continuo, el núcleo duro, la nota clave.

Si hubiera tenido una hija, el nombre elegido era Isabel, porque podía partirse en dos. Isa y Bel. Ya tenía dos nombres en uno.

¿Qué es un nombre, al fin de cuentas? Un acto de voluntad, la palabra que identifica el equipaje de nuestras pasiones y nuestros desconsuelso, un espacio que sería hermoso poblar de serenidad y asombro y coherencia entre la forma en que vivimos y la que pensamos.

En un acto de prestidigitación (*, ha llegado a borrárselo para reemplazarlo por un signo, como trazado con una palito de madera sobre la arena.

Ojalá nuestro nombre, cualquiera de ellos, llegara a ser solo un perfume, un tacto, el pecho tibio de un animal.

En esa dirección caminamos, presiento, cuando nos derramamos en estas casas virtuales, más ciertas y más irrevocables que el pan que acabo de traer a casa.

Un abrazo y ... another sunny day.

PÁJARO DE CHINA dijo...

Y cuando el matrimonio Blogger te exige una palabra, creo que la piensa bien. Tu "Hableyso" es como: hable y so ... hable y entonces ... quién sabe cuántos círculos hará temblar la piedra arrojada al río.

Marisa Peña dijo...

"Me gusta que me llames por mi nombre"...Hoy va por ti, Isabel hermosa, me gusta nombrarte y reconocerte.Aún así detrás de todo siempre hay mucho más.Me gustas Bel, Isabel, amniga, confidente, la que calla , la que habla, la que se muestra, la que se retira, la que vuelve. Te adoro, y lo sabes...

Dante Bertini dijo...

Congratulaciones!
Las máscaras ya no sirven ni para el carnaval.

Es gracioso comprobar que hasta el Mal puede hacer el Bien.

La vida, que no se si Dios, escribe rectamente con líneas torcidas.

Un abrazo

Conde de Galzerán dijo...

Bien…. Bel, no “pillo” lo de hableyso. Tampoco acabo de entender de lo que se habla. No sé si es que llego tarde, como de costumbre o es que me estoy haciendo decididamente viejo.
Ante este “fuera de juego clamoroso” voy a vaticinar que se está hablando de identidades.
Sin saber si estoy con la pata metida en el cubo o no, voy a decir que nunca me he planteado si Antonio Castellón se llama así o no. Entiendo que si el amigo Antonio Castellón se llama Antonio Castellón es que quiere llamarse Antonio Castellón aquí, y quizás de otra manera en otro lugar; cuestión que a mí me satisface ampliamente.

De acuerdo con algunos otros comentarios, prefiero las voces que dicen palabras a los nombres. Un nombre solamente es una etiqueta. La verdad, la personalidad de cada uno, está detrás de estas etiquetas. Si uno aparece por estos lares ciber con buena fe y con la inocencia que otorga al que posee los dones de la bondad y la generosidad, llamarse fulano o mengano es absolutamente irrelevante.

Con la esperanza de haber sacado la pata del cubo ya, me retiro a mis sábanas mientras me llevo una frase tuya en mi memoria, que como tantas tuyas me han gustado. “Ésta es una de las últimas frases que escribí en mi cuaderno de escribir lo que quiero decir cuando no quiero decírselo a nadie.”

Ptó.

A dijo...

Querida Bel, veo que esa difusa imagen que presentas en la fotografía va perfilando contornos...y que para ti ese proceso es importante, pues adelante. Para mi no cambia nada, primero porque te conozco y, segundo porque, aunque no fuese así, no me importaría en absoluto. En mi caso, no fue por cuestiones identitarias o miedos, etc, si no porque era un símbolo que me gustaba. De hecho, tengo otros blogs en los que aparezco con mi nombre y, de hecho, tú y otros blogueros han enlazado a mi blog utilizándolo. Después, más tarde, una amiga común (risas) borró su foto de perfil porque aparecía en mi blog por las posibles relaciones que se podían establecer entre los blogs en los que usaba el verdadero con el de june y el suyo propio, así que decidí, por ella, ocultarme un poquito más..ja, ja....(hasta que me diga personalmente que esto ya no tiene importancia). A veces, a uno le apetece separar ámbitos, y es muy comprensible, y si realmente quiere hacerlo no debe aparecer en google, que lo mezcla todo y donde aparecen, incluso, los comentarios más nimios como esta entrada y, por supuesto, ésta tu entrada que no lo es.
Sé que este proceso es difícil para muchos, así que no te preocupes y adelante. Tú, Bel, Bel M. ...Isabel Mercadé, serás siempre para mi la misma...La querida y amorosa amiga, te llames como te llames. Un beso muy grande.

mjromero dijo...

Pues yo... más que por Bel te asocio a la palabra "amapola", siempre me imagino una amapola sola sobre el gris, es una imagen que me he hecho de ti.
¿Qué importancia puede tener el nombre o el doble nombre o el triple?
Un abrazo.

A dijo...

Ay, cometí un errata...perdón por el "si no"..je,je

ybris dijo...

Curiosos los motivos y coincidencias que nos hacer desvelarnos.
Si no fuera Google tan inoportuno, el nombre sería lo de menos porque lo que aquí leemos es lo que quiere que leamos una persona que dice lo que queremos leer porque nos gusta.
Yo, por si acaso, he hecho una búsqueda con mi nombre y dos apellidos y me ha dado un vuelco el corazón viendo en la hemeroteca del ABC que había sido atropellado por una moto hace 45 años. Afortunadamente mi nombre no era yo. Pero aparecían también datos exactos hasta con mi DNI.
Por todo eso diga cada uno en su página lo que mejor crea que le defina.
Yo te seguiré leyendo por lo que dices y lo que en ello adivino que eres.

Besos.

Clarice Baricco dijo...

Preciosa, estoy asustada, muy asustada después de leer tu texto. Y es ese susto en donde el corazón necesita abrir la ventana, a pesar de que está la noche lluviosa, para poder respirar, para no sentir eso que tú ya sabes cuando me pongo emocional.

Tengo mucho que decir pero estoy desordenada en mis pensamientos. Necesito calmarme, estoy en shock porque tus señales tienen que ver con lo que me pasó hoy en mis particularidades.

Lo que me queda claro es que tu esencia ha sido más poderosa que un nombre, y no por restarle importancia, sino porque en cada amapola (letra) que me has regalado, ha estado el aprendizaje, el rostro, el nombre, el arte y el corazón de una Isabel que yo amo.

Con esa foto que compartes tal pareciera que viera a Clarice Lispector.

La pintura me parece tan simbòlica con tu Hableyso.

Y sé que al igual que nuestra amada Lispector, tú tienes un "soplo de vida" y puedes (podemos) exclamar lo mismo:

"Quiero inaugurarme de nuevo".

Te abrazo fuerte.

Eva Graciela

PÁJARO DE CHINA dijo...

Bel, no sé si lo recordé o lo soñé, de verdad, pero mi vinieron a la mente estas líneas de Pizarnik:

alejandra alejandra

debajo estoy yo

alejandra

Un abrazo de alfabeto que corre por abajo. Abajo es donde estamos.

Isabel Mercadé dijo...

Mariel,
¿Sabes? De pequeña me llamaban Maribel (sólo una letra más que tu nombre). Mi primera elección en ese sentido fue optar por un nombre de adulta. Bel, en realidad, resume a las dos...
No sólo (he visto tu perfil) hay muchas más afinidades, Silvia Plath, a uno de sus poemas le debe el blog el nombre.
"La balada de los mares rotos", casi sólo con este nombre que me traes adivinaría las otras afinidades.
Honestamente, lo de la manzana no fue voluntario. Me pareció que con el nombre la/me redimía. Gracias por la generosa comparación.
Ahora acabo de leer tu último comentario. No lo creerás, pero en honor a ese poema escribí una vez:

"A Marlene y Alejandra

Alejandra,
Alejandra,

así, Marlene
te llamaba
entre flores
que se fueron."

¿Premonición? Como he dicho en otro lugar, tendré que aceptar lo que ignoro, y tal vez el milagro.
Gracias por tus palabras, aquí, y allá, donde se refugian los pájaros de China.
ah, (*, un auténtico regalo, como tú.

Un abrazo enorme.

P.S. Yo entendí "hable iso (eso en portugués)". Me gusta mucho también tu traducción.

Isabel Mercadé dijo...

Marisa, querida:
Nada más adecuado ahora que tu poema. Pero mi nombre... ¿cuál es nuestro nombre?
He visto que tú has borrado parte del tuyo entre los papeles de Claudia.
Muchos besos.

Isabel Mercadé dijo...

Dante,
Qué radical. Se trata realmente de palabras mayores, y la vida es tan complicada... ojalá fuera como conducir un coche (que me encanta), con esas reglas tan claras.
Diría que más que máscara, se trataba de una antifaz, o prefiero pensarlo así. Como a ti, la palabra máscara no me evoca ni siquiera diversión. De hecho, de alguna manera me resulta dolorosa. Tengo alguna que otra entrada sobre ello:
http://amapolasenoctubre.blogspot.com/2009/02/masquerade.html

Te agradezco mucho que te alegres conmigo. Efectivamente, para mí ha sido una buena catarsis.

Isabel Mercadé dijo...

Me olvidaba, un gran abrazo, Dante.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Conde:
Pues, para no entender, ha entendido bastante. Sí, de eso va y de otras cosas.
En cuanto a los nombres, le aseguro que hablaba de mí y sólo de mí. No me explico cómo ha podido interpretar que hablaba de nuestro común amigo, Antonio C.
Comprendo también que, aconstumbrado a los habituales decoro y mesura de su amiga, ahora le choque este desparrame exhibicionista. Le asguro que ésta también soy yo.
Gracias por subrayar esa frase. En el fondo, Conde, sabe muy bien qué quería decir.
Dos petons (o tres?) un pel Daniel Damián, un altres per Jojo y Rita Martin i un altres per?

Isabel Mercadé dijo...

Ay, ay, conde, está lleno de erratas, pero usted me entiende de todos modos.

Isabel Mercadé dijo...

Alfaro, querida, sólo la que una misma le da, por oscuras (o no tanto) razones que pueden remontarse casi a la vida fetal.
Una vez te lo insinué y, aunque no me respondiste (tampoco has de sentirte obligada a hacerlo ahora)si tu nombre no era un homenaje a V. Woolf. Ésa es mi imagen de ti.
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

June,
En cierto modo, eso ya no tiene importancia. Aunque prefiero no dar a quien no lo merece. Pero siéntete con la libertad de hacer con tu blog, tu nombre y tus enlaces lo que verdaderamente desees. Y discúlpame. Hay, como decía más arriba, ciertas reticencias casi patológicas que acaban afectando a quienes no debería.
Con todo mi cariño, Rosa.

Isabel Mercadé dijo...

Caballero Ybris,
Creo que ya te has acostumbrado al "prénom" con que te nombro.
Eso es lo que tú me sugieres, lo que dejas adivinar. También podrías ser "mi Garcilaso" o "la gala de Medina, la flor de Olmedo", pero me parece que caballero es justo, que no es necesario añadir "de las letras" y "del alma", leyéndote es tan evidente...
Mil gracias y un montón de besos.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Eva Graciela:
¡Qué hermoso tu primer y secreto nombre! Primero, secreto, primero,... gracias por revelárnoslo.
Es difícil encontrar palabras cuando el entendimiento de superpone a todas a ellas. Y tan extraño que sea a través de todos esos tierras y mares no rotos.
Entre tanto, espero con impaciencia en otro lugar la crónica de esas particularidades sólo tuyas.
Y muchísimas gracias por la frase de C.L. Me ha emocionado.
Abrazo enorme.

Nikté dijo...

Bel, no creas que te olvido.

Espero volver pronto para poder decirte algo más sustancioso, pero es que consumí mi tiempo leyéndote, viéndote, olfateándote.

el objeto a dijo...

Querida Bel,
qué post tan bonito, sí, sí, hay algo esencial en lo que dices, algo que a mí me interroga desde hace ya muchos meses y que tú has sabido expresar y compartir con una buena dosis de valor (y de alma!), es para recorrerlo arriba y abajo, el post,
lo que puede llegar a condensarse en un nombre, en la letra, lo que puede llegar a reponderse ante un enigma, ante una duda,
también me he acordado de esa frase que encontré hace unas semanas en el monje chan Lin Ji,
"Mientras no aparezca la claridad es la oscuridad la que resulta clara",
gracias por la mención y felicidades por ese paso, que no sé cuál es del todo, hacia no sé dónde
un abrazo

Olvido dijo...

Hola Bel , si no lo has leído todavía, te aconsejo un cuento de Nathaniel Hawthorme: Wakefield , a parte de ser un cuento magnífico, toca el tema de la identidad , la otredad.
A veces como decía Hawthorme la ‘propiedad’ de nuestro nombre nos convierte en prisioneros “Me he convertido en un prisionero, me he encerrado en un calabozo, y ahora ya no doy con la llave, y aunque estuviera abierta la puerta, casi me daría miedo salir"
En otros casos nos hace reconocer una identidad de la que se huye. Yo qué sé.
Un besazo Bel

A dijo...

Agradezco mucho tu sinceridad, Bel, y también estos interiores que ofreces aquí, en amapolas en octubre, aunque a veces me hacen sufrir un poco ..., no me preguntes la razón.
Por cierto, ya se acerca el otoño...y con él un reencuentro...Un fuerte beso y muchas amapolas.

Mertxe dijo...

Dos veces te he leído, mi querida Bel, dos veces me he quedado como estaba. No creo que sea del todo por tu texto, un tanto esotérico, un ucho metafísico, todo hay que decirlo (y, a poder ser definirlo), también mi caletre tiene algo que ver en esa impotencia en alcanzar su sin duda importante significado. Pero me he liado con tocayas, mutismos y señales, y aquí me tienes, hecha una madeja. Claro que, ya lo sabes, ando desarbolada como un barco que acaba de salir de Cabo de Hornos...

(Ja soc aqui... )

Lola Torres Bañuls dijo...

Vuelvo porque aqui Bel.

Pues ahora me acuerdo que cuando de niña me quería llamar Monique porque todas las Monique que yo conocía parecían más rubias y guapas que yo. También me invente que mi tía tenía una granja con caballos porque me gustaban mucho los caballos. Y no sé cuántas fantasías más seguro. Pero lo del nombre es cursioso siempre quise tener otro nombre. En realidad me tendría que llamar Cristina que es como mi madre le gustaba pero al final la convencieron para que me llamara Dolores como mi abuela materna. Y lo curioso es que cuando voy al pueblo de mi madre, nada más verme me dicen que soy idéntica físicamente a mi abuela. Así definitivamente mi nombre es Dolores y como me llama todo el mundo es Lola.

Bueno un abrazo Bel.

Espejismos dijo...

Si yo fuera algo parecido a Gilbert O'Sullivan (aparte del "Alone again", que me vendría de perillas, aunque sería una vil mentira, porque eso del "again" no sería correcto en mi caso, más bien "as usual"), rescribiría su pregunta de ese famoso tema y diría: "¿Qué hay en un nombre?". Pero la respuesta cae de perillas, amiga: todo. Algunas culturas no se equivocaron al vincularlo con el alma del individuo (a) que lo llevaba y otorgarle un gran poder.
En mi caso aún no sé si es silencio u otra cosa el esconderme tras un seudónimo. Opto por "otra cosa". Aunque yo conocía tu nombre y tú conoces el mío (ahí está la complicidad y el juego), sí, tiene mucho de cierto eso de preguntarse... sobre si decirlo o no y las razones de fondo.
Y sobre la canción, buenísima, y extrañamente elaborada, la lógica que sigue y el uso del lenguaje; lo admito, entendí la mitad de los términos usados. Me encantaría tener una buena traducción. La buscaré porque creo que habla de lo que me interesa hoy por hoy... Ah, y esta semana celebramos nuestras Fiestas Patrias aquí en chilito; exactamente el 18 de septiembre, pero ya empezaron las celebraciones. Un abrazo, amiga mí, y ¡viva Chile, mier...! jajaja.

ZenyZero dijo...

Hola, soy Zenyzero M., el otro. O sea, el otro es otro, no yo, yo soy otro. Qué lío... qué más daaaaaaa!!!

Bueno, lo que quería decir es que la vida es como una mesa de billar, donde las bolas, por muchas carambolas que den, nunca salen de su redil (el billar francés, claro). Si eso es coincidencia o no, no lo sé. Son tortazos o besos, pero estamos aquí juntos y todos somos redondos, aunque de diferente color.

Bueno, no te confundas con el otro, porque el otro soy yo.

Por cierto, me encanta la frase. La apunto en mi bloc de citas míticas.

Un abrazo del otro y otro abrazo del otro que otro tanto.
Otro Chuff!!

virgi dijo...

Hola Bel.
Tu entrada y lo que ha producido me parece tan rico que necesita más tiempo del que tengo ahora.
Somos como un mapa de carreteras, que se cruzan, se encuentran, andan paralelas, se desvían, se detienen, van hasta el fin del mundo, son rectas, tienen curvas...
Al fin y a la postre las recorremos en soledad, que no quiero decir sin compañía.
Un abrazo

Belnu dijo...

Si vieras las letrillas que me salen a mí: stsmsh! Es algo como "cállate mucho" o "mucho silencio", a lo mejor quieren decir que con estos interesantes 45 comentarios, ¿para qué añadir yo nada? Así que seguiré las órdenes, como el genio de la lámpara.

Stalker dijo...

Auscultar lo que nos define, bajo los nombres, tejerle un nido con hebras de temblor y dejar que medre en la sombra. Sólo después, aspirar a la intemperie, esa intemperie que consiste en exhibir el nombre -el invencible espejismo- como un blasón o el ruinoso estandarte del vencido. Difícil asumir las delaciones, imposturas, desfiladeros, el haz causal que arraciman esas pocas letras. El nombre: lo que apenas acierta a traducirnos desde el silencio, breve convulsión de sílabas que nos preservan, acaso, del común desamparo.

abrazos

Nikté dijo...

Aún sigo asombrándome, asustándome un poco cuando veo semejanzas.
Podría hablar de nombres, de su importancia, de los significados que sellan a quienes los llevan y los declaran y bla bla bla, pero no era eso lo que quiero decirte.

Me siento muy cerca de tí, de tu pensamiento.


Un besazo con apretujón añadido.


Pd: como he leído los coments, me he enterado que también dibujas
Me pregunto donde los tienes para verlos.
Confieso que yo he empezao hace muy poco, pronto los enseñaré en ese escaparate que tengo pa miradas como la tuya, y lo haré pa que te rías (intentan emular a los cómics)Soy una cría como tú en el disfrute.

Un besazo acompañado de arrechuchón.

Isabel Mercadé dijo...

Nikté,
Como todo lo demás ya te lo he dicho allí, donde él te llama con tu nombre, sólo respondo a tu pregunta, la manzana es mía (así está ella, a duras penas manteniendo el equilibrio).
Estoy deseando ver estos cómics. Seguro que me encantan. Hace unos días vi un libro gráfico de una libanesa, su historia mezclada con la de Beirut, y no sé por qué, ahora que me hablas de los tuyos, lo he recordado. Creo que tenéis algo en común. Era un libro precioso.
Se trata de "Me acuerdo" de Zeina Abirached.
Un abrazo muy fuerte Nikté, con mis mejores deseos en ese nuevo camino.

Isabel Mercadé dijo...

El objeto a:
Gracias a ti, por saber decir tan bien el aparente no valor, y ahora por tus generosas consideraciones.
Tampoco yo lo sé, pero ahora, visto a distancia, aunque sólo sea de una semana, ha sido una especie de catarsis y le debo mucho a Bel Nu que por fin la haya precipiado.
Y también lo ha sido seguir las reacciones de mis amigos, comprobar cuánto de individual y absolutamente único tienen nuestros miedos, cuán fantasmagóricos pueden parecerles a otros.
Desconozco al monje Chan Lin Ji, pero esa certera (sexy) reflexión me ha recordado a Juan de la Cruz y su noche oscura del alma.
Estoy segura de que también tú estás llena de luz en tu oscuridad.

Un abrazo fuerte.

Isabel Mercadé dijo...

No te lo pregunto, entonces, June. Espero a verte.
Un gran beso para ti.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Mertxe:
Lo que yo digo, que no era en abosoluto frívolo para mí, está sin embargo muy lejos del meollo de ciertas cuestiones primordiales que, como sabes, no me son tan ajenas en el tiempo.
Muchas, muchas gracias por tu visita. Me ha alegrado un montón. Te cuento algo más entre las hojas.
Un abrazo muy fuerte.

Isabel Mercadé dijo...

Olvido, querida:
He pillado el resfriado ése que acecha por ahí y, entre sus nieblas, te había perdido, pero tenía muy presente tu recomendación.
Muchas gracias. Lo leeré. Y sí, sí que sabes: es exactamente eso (aunque quizá haya aún otras cosas) la reflexión de Hawtorne y la tuya que la completa.
Otro beso para ti.

Isabel Mercadé dijo...

Lola,
Como le decía más arriba a "el objeto a", somos tan iguales y a la vez tan subjetivos. Nuestros miedos son para otros curiosas pequeñeces y nuestros deseos, tan iguales, se convierten en fantasías concretas tan distintas...
Por ejemplo lo de Monique. A mí sólo me evoca la imagen de la mujer de J. Goytisolo, que era morena y más bien bajita.
También tenía muchas fantasías, cosas de mi vida que eran diferentes, pero nunca el nombre.
La infancia (y supongo que se incluyen sus fantasías) es nuestra auténtica patria, dicen.
Un beso muy grande, Lola.

Isabel Mercadé dijo...

"Fantasmales figuras del presente, del pasado y del futuro acechando nuestro corazón"
Así, Lobosluna, termina la canción, que tiene más enjundia de la que parece. Pero ya tú lo habías intuido. No he encontrado una buena traducción, pero sí, habla de miradas no correspondidas, de imágenes, de sonidos que regresan y todo, como dices, extrañamente armonioso...
¿Y sabes ya cuál es esa "otra cosa"?
¿Estás en plena celebración?
Un abrazo muy grande, querido R.

Isabel Mercadé dijo...

Mi muy querido Zen y Za,
Ya sabía que eras muchos más que dos. Y tú no necesitas nombres y heterónimos. Está en tus múltiples voces, en esas continuas sorpresas que nos ofreces, abriendo la mano, y soltando el regalo, el poema, el cuento insólito...
No sé a qué frase te refieres, pero muchas gracias.
Y gracias por esas carambolas, y por ser tú, y el otro y el otro.
Un abrazo infinito a todos.

Isabel Mercadé dijo...

Virgi,
Recuerdo hace años, leyendo "Al faro" de V. Woolf, cómo una frase resonaba una y otra vez "morimos cada uno solos". En la muerte se evidencia quizá lo que ha estado, o hemos intentado velar hasta ese momento.
Y me gusta tu precisión "no significa sin compañía".
Muchas gracias por pasar por aquí y regalarme un poco de la tuya.
Abrazos.

Isabel Mercadé dijo...

Isabel,
No estoy nada de acuerdo con ese genio de la lámpara. ¿Estás bien segura de que las letras dicen eso? Me cuesta creerlo. Ya sabes que tus palabras no son, precisamente, de las que dejan indiferente, más bien, visto lo visto, las llamaría performativas, pues, de hecho, tú eres en parte responsable de estos 45 (ahora más) comentarios.
Será siempre un placer leerte.
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Stalker:
Lo que has dicho es tan hermoso y certero, y yo estoy tan sumida en las brumas de mi resfriado, que no sé qué decir, aparte de gracias, gracias por dejar aquí tus palabras, esas palabras que regalas como si nada, y uno de tus nombres, ése que evoca y reverbera, como una piedra lanzada al agua, la poesía, la tuya, la del otro, la de tu otro nombre, la de los otros...
Un gran abrazo.

Goliardo dijo...

¿Existe alguna conexión entre la identidad y el nombre? De niño repetía como un mantra una y otra vez mi nombre completo,y me sonaba a misterio el hecho de saber que mi apellido tiene significado en latín y no en el italiano de origen. Para colmo, todo indicio que encuentro del apellido me remite siempre a Roma, la "cuna del imperio". Tal vez eso hacía fantasear erróneamente a papá con una ascendencia que remontaba a esa época y hacía juego con su ego de emperador. Tiempo después rompí sus pretensiones revelándole que los apellidos son cosa más bien "reciente", imposible remontarse a la antigüedad.
Pero más allá de esta cuestión personal, creo que en un punto, esa cadena de signos o fonemas (tan arbitrarios como toda cadena de signos o sonidos articulatorios humanos), termina comportándose como cualquier signo: algo arbitrario en su origen a lo que vamos cargando de sentido.
Y entonces, hasta podemos refugiarnos en un apodo, que, según el caso, a veces ya tiene una carga para el que lo adopta.
Para nadie de mis conocidos soy Goliardo (para mis amigos íntimos soy simplemente el "tano", apócope porteño de "napolitano", por italiano), pero hace años que este seudónimo se encontró conmigo. Desde ya, se trata de identificación con ese espíritu, pero de alguna manera, la adopción responde a una casi casualidad espontánea, con cierta cuota de humor. Hace ya muchos años, con algunos amigos teníamos un programa de radio en un horario algo ingrato, en el que se apoyaba gran parte del contenido en los llamados de los oyentes. Cuando estos escaseaban, nosotros mismos rompíamos el hielo generando falsos mensajes como oyentes de fantasía. Sólo nosostros lo sabíamos, por consiguiente, cuando no estábamos presentes y escuchábamos el programa desde otro lado, ya sabíamos que ciertos mensajes correspondían a los propios integrantes del equipo. Esto, incluso, nos daba la posibilidad de "manipular encuestas", inocentemente, claro, que hasta nos permitieron encumbrar a un supuesto cantante de tangos olvidado y apócrifo, al que nosotros mismos inventamos (y le dimos nuestra voz) y al que supuestamente habíamos rescatado del olvido inexorable. Se llamaba Agustín Lucero, y hasta nos permitió conocer a un oyente que era y es un serio investigador de la historia del tango argentino, con más de un libro publicado, que nos quiso conocer para saber más sobre la historia de don Agustín. Por suerte, no tomó a mal la humorada y nos terminamos haciendo amigos.
Pero lo que importa es seguir descubríendote, querídisima Bel, ahora también M, Isabel Mercadé, I.M., que para mí siempre serás simplemente Bel (a la vez que todas ellas), y lo que dejas resbalar de tí casi como al descuido. Me refiero a tu hermosa Manzana mística, que aparece como una muestra de tus múltiples talentos y de una magia formidable, la tuya, que nos vas entregando de a poco, casi con timidez de cuenta gotas.
Y también me resulta bello descubrirte escondida allí abajo, a la derecha, como entre la bruma. Y al menos en esa fotografía, te encuentro un aire (quizás sean las gafas) a nuestra querida Victoria Ocampo, aquella otra increíble dama maravillosa que tanto promovió el arte en nuestra Argentina.
Te mando un gran abrazo, con la alegría de seguir descubriéndote siempre un poco cada vez.

Nikté dijo...

Así que es la manzana...la manzana mística por más señas, jaja.
Me ha confundido las iniciales.
Firmas como I.M, ya, ya, Isabel, pero si lo hubieses hecho con B.M, tal vez, es un suponer, lo huniese adivinado.

¿Sábes lo mejor de esto?
Que todo es creación tuya.


Una libanesa? Joder, contigo siempre estoy en plan Holmes.

ANALUKAMINSKI PINTURAS dijo...

Lindo texto! Sei bem destas "sincronicidades" curiosas que, como uma espécie de "sinais" mágicos, de impressionantes "coincidências", parecem tentar nos apontar algo, nos alertar e avisar, nos transmitir algum segredo sobre o sentido das coisas, da existência, das tramas entre as vidas humanas... Bom passear por aqui, amiga. Deixo beijos alados e desejos de uma linda e fecunda primavera!!!

Inuit dijo...

Hola Bel,
Gracias por todo. Ya sabes que Inuit es un poco tarambanas y va como va. La idea es de que Inuit no se abra más. Lo de hoy ha sido una necesidad comunicativa. Os leo en Reader y no suelo comentar casi nada. Tendré que hacer un pensamiento; es que sois tantos que me agoto. La salud que está un poco a su aire (fatiga....)
Gracias de corazón.
Ana Inuits Inuits

PÁJARO DE CHINA dijo...

Volví para leerte, que es como escucharte, y bañarme en los colores de tu pintura. Volví para sentirme bien. Gracias.

Gracia Iglesias dijo...

Quitarse la máscara es un gesto tan valiente y necesario como desnudarse ante un espejo. Yo no creo en las casualidades y sí en la magia, en el destino en el signficiado de las "cosas extrañas" de las que hablas al principio del post. También yo me dedico a veces a buscar mensajes en las palabras de verificación.

Muy bonita esta entrada.

Espejismos dijo...

Tienes mucha razón, Bel, tampoco encontré una buena traducción, pero la que encontré me bastó para capturar (creo) el sentido y la contrucción, y sí, tiene mucha enjundia, y una construcción poética muy compleja... porque el tema que ilumina es complejo en sí mismo.
No, aún no doy con esa "otra cosa", ni comnigo últimamente, pero voy progresando, y bien, creo.
Volvía de plena celebración cuando te escribí, un bello paseo al campo y el asadito correspondiente, ah, y la lectura de Simone de Beauvoir: "El segundo sexo", que continúo, muy interesado.
Un abrazote, amiga, ah, y si tienes tiempo, pasa a ver el comentario que me dejaron en la página que ya sabes, a ver qué te parece y te ríes un poco (aunque lo considero un serio reproche, en realidad), jajaja. Otro abrazo.

francisco aranguren dijo...

Decir tu nombre,poner tu foto. Yo desde el principio hice lo primero. Y todavía no he hecho lo segundo. Conozco por su nombre y en persona a quienes una vez leí como "Princesa", "Aviador" o "La Mala", y es verdad que -como en la radio- el que no ve, crea su propia imagen, su propia voz...y en eso, el nombre y la cara siempre matan algo (algo extraño, onírico, pero real). A mí me gusta Bel, pero Bel eres tú y tú eres Bel. Un beso.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Alejandro:
Una vez, un italiano al que acababan de presentarme, dijo tomando mis manos, mirándome a los ojos y repitiendo mi nombre como si lo paladeara: Ah! nome di regina... tengo que reconocer que esa técnica tan facilona y hasta un poco tontorrona funcionó a la perfección y me predispuso inmeditamente a su favor. Claro que todos los aditamentos se conjugaron, pero el juego con el nombre, con el comentario, con la forma de decirlo tuvieron un importante papel.
Estoy segura de que nuestro nombre nos determina. Si nos han determinado las palabras oídas una y otra vez en la infancia, las negaciones y afirmaciones de nuestros padres, ¿cómo no ha de determinarnos el nombre con el que nos llaman, repetido una y otra vez como un mantra, sobre todo si ese nombre evoca imágenes o significados muy codificados? Por supuesto que sí. Lo que tal vez no sea tan claro es de qué modo, no siempre lo más evidente es la respuesta.
Me ha encantado que me contaras la historia de la radio, ese juego entre la realidad y la ficción. Seguro que vuestros oyentes, fueran cuantos fueran, lo pasaron de maravilla.
Alejandro, ya sé que me repito, pero tienes tanto que contar...
Y gracias por tus abrumadoras consideraciones. Respecto a ese parecido, es muy halagador, sin embargo la foto está llena de brumas, algún día te mostraré una nítida y verás cómo no es eso, pero gracias igualmente, el cariño de la amistad también es a veces un poco ciego.
Besos y abrazos mil para ti.

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Gracias a ti, Nikté, preciosa. ¿La has encontrado?

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Cierto, Analuka, aunque a veces hay que ser un poco cauta y tener también cuidado en no estar viendo sólo lo que se quiere ver. Se trata de un complicado equilibrio.
Gracias por los buenos deseos. Aquí lo que empieza es el otoño, también hermoso.
Con mis mejores deseos también para ti.

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Querida Inuit:

No era necesario que vinieras, pero ya que lo has hecho, te dejo todo mi agradecimiento y un abrazo inmenso.

Sólo deseo que respetes tu tiempo, que te cuides como seguro sabes hacerlo (incluida la homeopatía que también a mí a veces me ha dado resultados espectaculares) y no te sientas obligada a nada. Todos te queremos como eres, ya lo sabes.

Besos inmensos, Ana.

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Mariel, querida, ay, ahora paso a verte que seguro en estos días has colgado un montón de entradas preciosas.

Mil gracias a ti.

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Domadora de elefantes:

Qué alegría verte de nuevo por aquí. Gracias, por eso y tus consideraciones.
Como le decía a Analuka, es un difícil equilibrio. A veces temo confundir las cosas y ver sólo lo que quiero ver, malinterpretar las señales... pero en tu caso, creo que no hay peligro, vas dejando esa magia en cada uno de tus movimientos.
Un abrazo grande.

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Ya lo he hecho, Lobosluna, veo que lo tomaste muy bien.
Imagino el asadito en el campo, no soy demasiado carnívora, pero a veces...
Un besazo.

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Francisco:

Me alegro muchísimo de verte por aquí. Y muchas gracias por tus consideraciones.
Tu reflexión ha iluminado un aspecto en el que no había querido detenerme, pues es cierto, sí, no se trata sólo de la resistencia o temor irracional a la exposición, es también el temor a romper la fantasía que el otro se ha creado de ti, un pequeño asesinato, es verdad.
(Aunque, con la mentirosa foto, he logrado en algunos casos crear otra fantasía quizá mayor, como algunos generosos amigos que me comparan con C. Lispector o V. Ocampo, qué ciego es a veces el amor, incluso el de la amistad).

Un abrazo fuerte, Francisco.

Ani B. dijo...

Querida Bel, tu post me ha hecho despertar! (dicho sea de paso, que bien suena "cardo o ceniza") y ¿cómo seran mis despertares?
Estoy saliendo de un sueño, de una ausencia de marca en el lienzo de mis días... o quizá esté imprimiendo con otros sonidos... En todo caso, tener un nombre, encontrar un nombre, nombrar. El poeta de los nombres, el hombre de los nombres... Pessoa, vendría a hacernos pensar que somos algo así como un heterónimo de nosotros, o que somos solo eso, un heterónimo de algo que nos nombra, un algo extranjaro que despierta adentro.
Recuerdo con ternura también a Benjamin cuando habla de descubrir el nombre verdadero... no sé. Sólo estoy despertando. Espero jugarme la palabra pronto en mis blogs, quizá tome uno de tus hilos. Gracias de nuevo!
Y, en relación a la sincronicidad, tomo licencia para decirte que celebro el encuentro contigo, una vez más.
Muchos besos,
Ani

Isabel Mercadé dijo...

¡Qué alegría, Ani, Querida!
En realidad, "Cardo o ceniza" acompañaba al poema de I. Bachmann, pero preferí ponerlo así, para todo el blog, porque, es cierto, suena tan bien, y a ti te debo el redescubrimiento, y no sólo de Chabuca Granda. Imagínate si no celebraré yo el encuentro contigo.
En cuanto a tus despertares, a veces necesitamos dormir, dormir días y días para elaborar situaciones imposibles en estado de vigilia. Y después tal vez despertar lentamente. Celebro también tener algo que ver. Y, ya sabes, mis hilos están a tu disposición, será un honor.
No recuerdo eso que apuntas sobre Benjamin, y entonces me digo, claro, él, por supuesto... lo buscaré.
Abrazo enorme para ti.

Malvada Bruja del Norte dijo...

He entrado varias veces, curiosa, sí porque otras voces conocidas te nombran. Y hoy dejo mi huella. Es curioso porque mi sobrenombre no es escogido sino nuevamente es un bautizo de alguien: Malvada Bruja del Norte. Y hay quien dice que no me ve Malvada, y hay quien dice que me ve muy bruja, hay quien me pregunta dónde está mi Norte. (Yo misma lo pierdo con frecuencia). Pero el nombre (modificado) pertenece al Mago de Oz, y a una historia personal y a una canción que escucho como una señal cuando me siento sola, abatida o triste: Somewhere over de Rainbow.

Isabel Mercadé dijo...

¿Sabes? Esa canción se cantó en el funeral de una amiga querida que murió tan joven. La cantó una amiga americana que iba para cantante de ópera y finalmente desistió. Desde entonces me resulta muy difícil escucharla.
Muchas gracias por tu visita Malvada Bruja del Norte.

Tania dijo...

Tienes un lugar hermoso, Bel. Ya algunas veces andé por aquí, despacio y en silencio. No sé explicarlo bien, pero tal vez lo que me provoque ese silencio sea porque siento que en lo que publicas, hay una busqueda, un viaje interior delicado, hecho con una sinceridad muy grande, y cuando publicas palabras tuyas, eso se hace aun más fuerte. Entonces sólo quería decirte que cosas así tocan el alma.

Un abrazo,

Isabel Mercadé dijo...

Oh, Tania, muchas gracias. No había visto el comentario. Te agradezco ese paso silencioso, te agradezco que hayas comprendido tanto, te agradezco que hayas hablado esta vez.
Un gran abrazo.