Me pides recuerdos. Que recuerde con r. Mi arma, con r, me dices, ¿recuerdas la r? claro, respondo con r. No parecen tan remotos mis recuerdos, aunque en realidad sí lo sean ya aquellas horas llenas de r. Y me sorprendo cuando compruebo con r que no, que tal vez no las recuerde todas. Que algunas, con r, se han borrado. Pero sí, sí recuerdo, por ejemplo, éstas. Hay otras con r. Pero éstas, éstas son de las mejores. Con r.