Canción



José María Sicilia, Eclipses

Song

began gold
in the eyes
wind lifting
sheets

whispered
the classic
tetxts salt
in your mouth


so to slide
and slice breath



comenzó el oro
en los ojos
el viento levantaba
las hojas

susurraban
los clásicos
textos salados
en tu boca

y así deslizarse
así cortar el aliento
 de Curves to he Apple, Rosmarie Waldrop



La humillación



Clarice Lispector padecía de insomnio crónico. También era compulsivamente fumadora. Como haría Ingeborg Bachmann pocos años más tarde, una noche de 1966, tras haber tomado su habitual dosis de somníferos, encendió un cigarrillo. Se quedó dormida. Tanto Ingeborg Bachmann como  Clarice Lispector estaban solas. Ingeborg Bachmann murió. Clarice Lispector, sin embargo, vivía rodeada de gente: uno de sus hijos, las criadas, ocasionales invitados. Así que tuvieron tiempo de salvarle la vida y el rostro, mientras ella intentaba salvar sus manuscritos.
Una mañana de 1968, cuando C. Lispector había ido a entregar uno de sus artículos a la revista Manchete, su director, Justino Martins, tras rechazarlo le sugirió que "para ser más productiva y competente debería actualizar su agenda sexual". Dicen que C. Lispector lo miró con humildad y respondió: "No puedo acostarme con nadie, Justino. Tengo todo el cuerpo quemado."
Me pregunto si Don Justino se dio cuenta de que la humillación por él sufrida había sido infinitamente superior a la que había pretendido infligir.

En la foto, Clarice Lispector (segunda por la izquierda) en 1968, encabezando la "marcha de los cien mil" contra el terror de la dictadura de Costa e Silva

R


Me pides recuerdos. Que recuerde con r. Mi arma, con r, me dices, ¿recuerdas la r? claro, respondo con r. No parecen tan remotos mis recuerdos, aunque en realidad sí lo sean ya aquellas horas llenas de r. Y me sorprendo cuando compruebo con r que no, que tal vez no las recuerde todas. Que algunas, con r, se han borrado. Pero sí, sí recuerdo, por ejemplo, éstas. Hay otras con r. Pero éstas, éstas son de las mejores. Con r.




















LXI


A media noche, envuelta en paños oscuros para no ser advertida,
rondé tu casa. ● Iba y venía. ● Tus persianas, tus puertas, cerradas…
Como el ladrón, en puntillas, me acerqué, una, dos, tres veces,
a tocar las paredes que te protegían.


Alfonsina Storni


Apenas


Apenas los días
inquieta
la luz muere
silencio




Ha nevado todo el día


Me vais a permitir que sea un poquito cursi. Es lo que tiene la nieve, que produce una especie de borrachera  y una se deja arrastrar por ese "Tombe la neige, tu ne viendras pas ce soir... triste certitude..."





Mi calle se ha llenado de pronto de niños que juegan. Se oye la algarabía, ellos brincan, los adultos sonríen. Como un milagro.