Volviendo a Virginia


Nature, nature. I am your bride. Save me.

(en recuerdo a la entrada de olvido)

40 comentarios:

Fernando dijo...

la vida es un laberinto...pero pasarlo en él...besos.

giovanni dijo...

No conozco el libro, entonces busco la ayuda de internet. Encuentro el libro completo (gracias a Gutenberg) y cito:

Then, some strange ecstasy came over her. Some wild notion she had of following the birds to the rim of the world and flinging herself on the spongy turf and there drinking forgetfulness, while the rooks' hoarse laughter sounded over her. She quickened her pace; she ran; she tripped; the tough heather roots flung her to the ground. Her ankle was broken.
She could not rise. But there she lay content. The scent of the bog myrtle and the meadow-sweet was in her nostrils. The rooks' hoarse laughter was in her ears. 'I have found my mate,' she murmured. 'It is the moor. I am nature's bride,' she whispered, giving herself in rapture to the cold embraces of the grass as she lay folded in her cloak in the hollow by the pool.

Vi también una versión en que dice "Take me" en vez de "Save me".

Buen día

Olvido dijo...

Orlando el viajero, siempre añorando la casa como Virginia y que se moverá por , amor, deseo, o miedo mutando de piel y género si así lo pide el sentimiento, como ella.
Gracias bel;-)

Anónimo dijo...

A veces se pasa la vida dentro de un laberinto...

Me gusto tu entrada Bel, y tu blog.

Gracias por visitar el mio.

Un abrazo.

nuria ruiz de viñaspre dijo...

Ay Isabel, lo que me gustó esa peli de Orlando

Isabel Mercadé dijo...

Fernando,
Tampoco está mal salir a veces, hacia lo místico, o hacia las cortinas rojas.
Un beso

Isabel Mercadé dijo...

Giovanni,
Maravilloso el párrafo en inglés (yo lo tengo en español). Muchas gracias. Y me gusta más "take me". Responde más a esa sensación de sentir el pulso del universo, de fusionarse y a la vez ser parte de la naturaleza.
Un abrazo cósmico.

Isabel Mercadé dijo...

Olvido,
Sí, una pequeña maravilla el Orlando, quizá a veces oscurecido tras las otras grandes maravillas de Virginia.
Gracias a ti.

Isabel Mercadé dijo...

Gracias también a ti Oceánida y a tus blogs. Me impacta siempre el lema del segundo "si preguntan por mí...". ¿Quieres salir allí del laberinto?
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Nuria,
¡A mí también! Incluso todavía hay imágenes que recordaba casi perfectamente, que al revisar las escenas apenas había olvidado algunos detalles.
Besos.

Inuit dijo...

No he visto la película.Al ver el vídeo me ha parecido reconocer la música de Michel Nyman y lo he asociado a la película del Piano.
Auroras

ybris dijo...

Andaba un poco despistado con respecto al libro y a la película.
Con ayuda del vídeo y de los comentarios ya me voy situando.

Gracias por tu visita y tus palabras.

Besos.

mjromero dijo...

Virginia me encanta, sobre todo " Las olas", cuánto ha llegado a gustarme, ese desfile de personajes, ese perderse que tiene cada uno, qué bien descrito el mundo interior de cada uno...Cuántas veces deseamos ser invisibles, formar parte con el todo, con el viento o con el agua...sin que eso implique morir y qué bien supo describírnoslo virginia.

Isabel Mercadé dijo...

Inuit,
Es verdad que la música tiene ese punto barroco que recuerda a M. Nyman, pero en este caso no es suya.
Buscando confirmarlo he encontrado las críticas de la peli. En su momento la dejaron fatal y, precisamente, comparándola con El Piano a la que encontraban muy superior.
Como le decía a Nuria, aunque el conjunto no alcance la altura de la novela, hay escenas que aún recuerdo con nitidez (y es de 1992).
Conocidos son -y no es necesario recordarlos aquí- los célebres e históricos patinazos de los críticos. Para mí sigue teniendo escenas magníficas.
Un beso (y disculpa el desahogo).

Isabel Mercadé dijo...

Ybris,
Gracias a ti por tu visita. ¿Cómo van esos horizontes?
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Alfaro,
Creí que tu novela favorita era Al faro y de ahí el nombre como homenaje. Era algo de lo que me convencí yo misma. A veces me ocurre. Interpreto cosas y les adjudico una credibilidad que nadie me ha confirmado.
Y sí, como en tus poemas: abandonar medio cuerpo o ser el nexo...

alba dijo...

No he leído esta obra de Virginia Woolf, pero lo primero que me ha venido en mente tras ver esa huida del laberinto han sido unos versos de Kavafis:

Nada me retuvo. Me libere y fui
hacia placeres que estaban
tanto en la realidad como en mi ser,
a través de la noche iluminada.
Y bebí un vino fuerte, como
sólo los audaces beben el placer.

Isabel Mercadé dijo...

(*,
Kavafis. También me acerco a él muchas veces. Lleno de intensidad y consistencia en su aparente sencillez.
También tu árbol estaba ya en tu luna.

A dijo...

Gracias bel por recordarme a una de las autoras más sublimes de la literatura universal. La película me encantó, cuando la estrenaron acudí sin pensarlo dos veces. Me impresionó gratamente el papel de la actriz, su ambigüedad física me recordó a Muerte en Venecia, cosa que no ocurrió con el libro. Virginia y la búsqueda de una salida, que finalmente no encontró.

Isabel Mercadé dijo...

Rosita,
Me alegro de que también a ti te gustara la película. Se lo decía más arriba a Inuit, la crítica en su momento la dejó bastante mal. Y "Muerte en Venecia", precisamente en los últimos días se ha citado también en distintos blogs.
Dos bellísimas creaciones.
Més petons.

Isabel Mercadé dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Clarice Baricco dijo...

Siempre es grato recordar sus letras.

Un placer conocer tu casa. Mucho por compartir.

Abrazos soleados.

Isabel Mercadé dijo...

Gracias, Clarice (o Graciela, que también es un nombre precioso). Seguiré visitándote.
Un abrazo.

Lentitud dijo...

Es cierto, “Orlando”, un excelente libro, siempre ha estado un tanto oscurecido por las otras grandes obras de Woolf. Yo mismo me quedo antes con “Las olas” y “Al faro”.

El "Orlando" película me parece una lectura "esteticista" y de una reconocible y consumible "qualité". Espero que nadie me muerda, pero, incluso la "Muerte en Venecia" de Visconti me parece, hoy en día, igual de "exquisita" que el filme de Potter. ¡Glups! Espero no tener que arrepentirme de haber expresado tal opinión. Una vez se me ocurrió hacerla en vivo y directo y la selecta concurrencia olvidó por unos momentos las formas y casi me lincha.

“La noche interminable parecía haber dado comienzo; los aires, sutiles roedores, murmurados por el viento, las ráfagas viscosas, aparecían triunfantes. La cacerola estaba enmohecida; la estera, carcomida. Se habían metido los sapos. El mantón oscilaba indolente y sin rumbo fijo.”

Isabel Mercadé dijo...

Pues te vas a sorprender, Lentitud, pero te voy a dar la razón. Has definido muy bien eso de "la reconocible y consumible "qualité". Lo que pasa es que me gustan igual. Del mismo modo que a veces me gustaría ser capaz de ponerme en el pelo brillantes pasadores de bisutería que veo en otras mujeres y que me encanta en ellas.
¡Qué concurrencia más violenta! Yo te doy un abrazo.

Felipe Sérvulo dijo...

Es un placer compartir contigo belleza.
Un fuerte abrazo.

Lentitud dijo...

No sabes lo ordinariamente violentos que se pueden poner a veces. Un fastidio, oye.

¿Crees que es posible tal comparación? ¿Quieres decir entonces que "Orlando" y "Muerte en Venecia" (películas) son barata bisutería y, como tal, realizadas con materiales que no tienen valor, pero que si nos las creemos lucen muy bien "puestas", por ejemplo?

Creo que me estoy liando.

Gracias por el abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Felipe,
Encantada de nuevo con tu visita. Espero que sigamos compartiéndola.
Abrazos.

Isabel Mercadé dijo...

Lentitud,
Estaba pensando más en los brillos que en la bisutería. Aunque tal vez la película tenga algún falso oropel pero aun así, como comentaba más arriba, sigue teniendo escenas magníficas y me gusta con sus defectos incluidos.
Por otra parte, debe de ser tan difícil llevar al cine a V. Woolf. Ese mismo párrafo, precioso, que has transcrito en la entrada anterior, ¿Cómo se puede representar?
Sería muy largo de explicar, pero a veces me gustan las cosas donde se ven los fallos humanos, los intentos fracasados, las debilidades, o un cierto mal gusto y esas cosas me parecen de alguna manera bellísimas.
En resumen, que aunque creo que puedo ver a qué te refieres, Orlando película me gusta.
También "Las olas" y "Al faro" se encuentran entre mis favoritas. Quizá incluso más "Al faro", pero debería volver a leerlas. Hace mucho tiempo.

Lentitud dijo...

Al trasladar un texto literario al cinematógrafo pienso que siempre da como resultado un nuevo texto distinto al original. Por muy “fiel al espíritu de la letra” que queramos ver que sea o que nos gustaría que fuera. Incluso si es una nueva adaptación o el “remake” de otra película. Por lo menos así lo entiendo. Gus Van Sant hizo una nueva “Psicosis”: copio plano a plano y casi encuadre a encuadre el original del perverso gordito y el resultado es “otro” filme distinto.

¿Por qué no se ha de poder representar? Lo que quizá se pierda en el camino es el “espíritu literario” de Woolf, pero eso es lo de menos, por lo menos para mí, lo que me interesaría es ver qué tipo de lectura en imágenes se hace de esas palabras, o de la combinación de ambas. Si tomamos como ejemplo el cine de Marguerite Duras, nos podemos encontrar varios casos en los que ver los límites donde puede llegar la representación de la palabra en imágenes. Su ubicación en ellas, o al reves.

Me imagino que Duras hizo una adaptación al cine de dos obras, en principio, bastante irrepresentables: “Las olas” o “Al faro”. ¿Es mucho imaginar? Creo que no. Podrían haber sido unas obras cinematográficas fascinantes. ¿Potter puede hacer también esas adaptaciónes? Por supuesto. Pero visto lo visto, rechazo la idea. Potter no es Duras. Evidente. La primera elige el brillo de la bisutería y la complacencia de la mirada, ésta se “acomoda” en unas imágenes que parecen que están concebidas para morir en su “exquisita belleza”, la segunda, opta por la áspera austeridad de una mirada no adocenada, requiere situarla allí donde la tensión generada entre palabra e imagen conduce a la “descorporeización” de lo narrativo.

Yo disfruto con las películas de Frank Capra, incluso me emociona cada vez que veo el final de “¡Qué bello es vivir!”. Pero… Capra tampoco es Potter. Evidente. El primero asume un lenguaje adscrito al clasicismo cinematográfico para contarnos una sentimental historia de buenas intenciones, la segunda asume un lenguaje que se adscribe a una determinada modernidad adaptando un texto nada más y nada menos que de Virginia Woolf. A mi, Capra y su clasicismo me divierte, sus "brillos" son brillantes, la moderna “brillantez” de Potter, me aburre.

Duras, me apasiona.

“Me pongo en la situación de aquel que hace algo, y ya no de aquel que habla “sobre” algo: no estudio un producto, endoso una producción; elimino el discurso sobre el discurso; el mundo ya no me llega en forma de objeto, sino como escritura, es decir, como práctica; paso a otro tipo de saber (el de Amador)…” Roland Barthes.

Perdón por una pedantería tan extensa, pero me ha salido así.

Isabel Mercadé dijo...

Lentitud,
No me parecen pedantes. Tus reflexiones me parecen interesantes, y certeras. Y también la cita de Barthes.
Has puesto el listón muy alto. Claro que S. Potter no resiste la comparación con M. Duras. Duras la resiste en literatura con Lispector en esa palabra seca y contundente. Diría que incluso Lispector llega más a la entraña de la palabra.De cine no sé lo suficiente para encontrar con quién comparar a Duras, pero en cualquier caso habría de ser con alguien de su talla.
"Qué bello es vivir" me deprime un poco, con ese hombre sacrificando constantemente sus sueños. Aunque es cierto lo que dices sobre su calidad clásica.
Sin embargo, curiosamente, la imagen de los pasadores brillantes rondaba en mi cabeza a causa sobre todo de una situación real que se parece más a la película de Capra que a cualquier otra. Una niña de unos 13 ó 14 años que coge cada día el autobús a la misma hora que yo. Se baja unas paradas antes, frente a un colegio de los llamados de educación especial. Tiene el pelo largo, rubio con reflejos cobrizos, y siempre lleva pasadores brillantes. Y ayer ocurrió algo que, como en la película de Capra, puede hacer que se crea en la bondad del mundo.Últimamente se me muestran momentos como ése con una frecuencia rara. Tal vez los explique en una entrada.
Buen fin de semana a todos.

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Virginia, Jane, Emily, creo que he visto todas adaptaciones al cine de sus obras, mi mujer es filóloga inglesa, ¡qué remedio me queda!
Un saludo y espero que puedas visitarme.

Isabel Mercadé dijo...

He soltado la carcajada, Lanobil, con esta salida tuya (o más bien llegada) de resignado cinéfilo consorte, resignación que después tu blog desmiente.
Encantada de conocerte.

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

"Ahí mas dao", no sé si podré soportar otra mujer inteligente en mi vida. Sigue siendo broma.
Un saludo, again.

Fusa dijo...

He llegado dando saltos, o cibersaltos. Me he puesto a leer y me ha gustado muchísimo la entrada de Blanca Varela. Después me he puesto a buscar cosas suyas... y he estado a punto de poner el poema "Currículum vitae", pero sentía que me ahogaba sin escribir lo que he escrito.

Muchísimas gracias por tu comentario. Muchísimas, muchísimas, muchísimas. No sé si valgo todos esos halagos, pero la verdad es que no me importa. Hoy me voy a creer todo lo bueno que me digan...

Un beso, Bel.

Isabel Mercadé dijo...

Sí los vales, Fusa, créetelo.
Besos.

Anónimo dijo...

Bel, ando de mudanzas. Estaré más a salvo de miradas non gratas por aquí. Estás, por supuestísimo, agregada a mi nueva casa. Aún la estoy decorando...

Y perdona el mareo.

Isabel Mercadé dijo...

Fusa,
No hay nada que perdonar. Sólo espero que no te haya pasado nada desagradable.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me encanto tu blog, esta escena en especial me lleno de sensaciones el alma, el día de hoy asi me siento, corriendo en un laberinto del cual trato de salir...bendiciones

mox dijo...

ahh mi nombre es monica, y no puedo accesar a mi gmail cuenta, saludos