Envidia

Carecer

Muchas gracias a todos, queridísimos amigos. Me gusta el 22. Es infantilmente mágico.

22 comentarios:

Mertxe dijo...

Pues... Después de leer este poema me he quedado también encogidita. Me ha impresionado. Me ha hecho el efecto de un golpe resonando de pronto en el aire...

Buenas noches, Bel.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Mertxe:
Gracias, porque eso sgnifica que comprenderás una de las razones de mis reticencias en cuanto a mostrar mis propios poemas. En ellos está lo que Jung llamó "la sombra", mi sombra, y es muy alargada.
Un beso y muy buenas noches.

MGJuárez dijo...

Dices de las palabras (las de los otros, al parecer tan bien utilizadas), y sin embargo tu las utilizas ahora para escribir este clavarse en el suelo, de rodillas, entonando un mea culpa.

Creo que, de pronto, me hice vegetariana, porque he sentido, ahí en el vientre, ese sentimiento que tu ahora transmites tan sabiamente.

Esta "envidia" (que todos sabemos, sana) es el sentimiento que tenemos la gran mayoría.

Gracias por verbalizarlo tu.
Un abrazo,
Montse.

Marisa Peña dijo...

Pues Mertxe me ha quitado las palabras. He sentido tu sombra pero me gusta...La fragilidad, el miedo, la fuerza, el golpe sordo del dolor.Los prismas enriquecen y todas tus caras te hacen ser quien eres. La imagen de las palabras sangrando y resistiéndose es genial. Besos hermosa sombra alargada. Y muéstranos tus versos aunque sangren y duela. Me gusta el lado oscuro de la luna .

Inuit dijo...

Bel,
¡Qué ortuno son tus versos, para ésta mi agonía de letras.
Hoy iba de B a Barna y tú ya sabes que el paisaje es precioso,el marítimo. Intentaba liar palabras y sólo he conseguido encontrar desencuentros y después me decía "Inuit, lía como éste,o ésta" y nada de nada, sólo mediocridad. Estuve casi tentada de hacer un pacto con el hondo y oscuro lugar del fuego y se hizo la luz del juicio y la calma...... respirar y mirar hasta llegar.
Total, que sigo sin vivir en mí,como siempre.
Vete a ver :elpesdelaparaula.blogspot.com
Tiene cuerda para rato y a un ritmo que asusta.
Inuits

Isabel Mercadé dijo...

Montse:
No sé qué decir. He tenido un arranque y me apetecía colgar este poema. Le voy a dar unos días.
Gracias a ti por estar siempre ahí y por tu comprensiva interpretación (sí, también yo paso temporadas muy vegetarina).

Grandíssima abraçada.

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Marisa:

Montse sabía algo ya de mis agonías con mis propios poemas. De vez en cuando, en un ataque de valor, dejo alguno, pero nunca había dejado una muestra como ésta.
Gracias a ti también por tu generoso comentario y, sobre todo, por apreciar hasta mi sombra.

Un enorme abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Inuit:
Debes de haber dejado el comentario al mismo tiempo que yo escribía el mío para Montse y Marisa, pues me ha saltado ahora. Veo con una sonrisa que concidimos en una palabra "agonía".
Y me has recordado, aunque no tiene nada que ver, la canción "Lía..."
En cualquier caso, me has contagiado tu buen humor, a pesar de las agonías.
(ahora me voy de visita al blog que me recomiendas).
Un petó ben gros.

Fernando dijo...

las palabras son de ti, cuando queren expresar las emociones, ríos oscuros con susurros a veces imperceptibles o manantiales de aguas cristalinas y puras...dejarlas ir como lo que son...parte del tiempo que nos ha tocado y no temerlas ni a ellas ni a quien las pueda leer porque nos sintamos desnudos ante la expresión de nuestros sentimientos...besos desde el río.

Amparo dijo...

Una envidia muy sana la tuya, ojalá todas las envidias fueran así.
Me ha encantado tu poema y me alegra mucho que lo hayas puesto.
Dice tanto que sería una pena que se quedara en el cajón, gracias por compartirlo y poder aprender de esos sentimientos tan exactos reflejados.
Besos, guapa.

Conde de Galzerán dijo...

“M’afanyo” a leerte y a posar mi comentario aquí, ante la amenaza de que vas a despojarnos de tus palabras descarnadas. Me gustan las voces que tienen sombra. De hecho son las únicas que valoro; las que transmiten savia y pueden vivir en los otros. Verifico contento, que has tardado muy poco en volver a ser mi Rita.

mjromero dijo...

Qué decir del mundo de la palabra,
no entiendo la envidia en esto, ni el dolor por ello,
yo me alegro siempre de leer lo que yo quisiera expresar y no sé, encontrarme en la palabra de los otros es el mayor regalo del día,
esto que llamas envidia y quizá sólo sea ese gran toque de afán de perfección...
Quizá lo hay interpretado mal,
están los que ese expresan con gran derroche de palabras y los de palabra parcas (qué arcaico, pero...), en unos y otros la palabra es la misma..., y el dolor de la creación y/o la alegría...
las sensaciones,
vida, Vida...
Besos.

MGJuárez dijo...

Bel, nada deberías temer. Tienes cantidad de amigos/as que están ahí, para escucharte. Infinidad de comentarios desde la inteligencia y sensibilidad.

Ahora te toca a tí (sin agobios, ¡eh!), déjanos leerte, y disfrutar.

Un fuerte abrazo,
Montse.

Isabel Mercadé dijo...

Fernando y Montse:
Os respondo a la vez porque los dos me habéis dejado un comentario muy similar (y muy cariñoso).
No es una cuestión de lo que se pueda pensar de mí, la persona que está detrás de las palabras, es más complicado, es, por un lado, una especie de pudor ante la imprecisión de lo que se escribe, y de esa imprecisión es de lo que habla el poema y, por otro, es el pudor ante el propio desnudo, no importa cuán bello o bueno u oscuro o tormentoso sea lo que haya debajo.
Un abrazo fortísimo a los dos.

Isabel Mercadé dijo...

Amparo:
Gracias a ti, querida, precisamente tú que hace tan poco te has lanzado con gran valor y de cabeza.
Un besazo.

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Querido Conde:

Me has recordado un cuento, de Kafka creo que era, sobre un hombre que perdía la sombra. Y también Peter Pan, que la recupera gracias a la costura de Wendy.

Claro que da más miedo la gelidez de las cosas sin sombra.

Un beso enorme de Rita.

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Querida Alfaro:
Los teóricos de la recepción dicen que nunca se interpreta mal un texto, pues siempre es el lector quien lo completa, desde sus expectativas, desde su visión del mundo, desde su grado de implicación o rechazo con respecto a lo que lee.
Si a ti te ha parecido en cierto modo negativo, es porque ahora, en esta lectura, lo es para ti, y me encanta que vengas y me lo digas. Es una forma de generosidad.

Un grandísimo abrazo.

carmen jiménez dijo...

Creo que tus palabras no se pueden mutilar. Tienen que hacerse oír en este baile de colores estridentes, suaves, a veces grisáceos.
Un poema lleno de música. Espero seguir leyendo muchos más.
Un beso Bel.

Isabel Mercadé dijo...

Querida media luna:
Muchas gracias por tus generosas consideraciones. La musicalidad del poema es una de las cosas que más me atraen como lectora, por eso, aunque no conozca el idioma, procuro leer, además de la traducción, el texto original. Tus palabras, como la música, me han llegado al alma.
Un besazo.

entrenomadas dijo...

A lot of thanks, Bel
un placer contar con tu visitas y comentarios.

Un beso,

Marta

alba dijo...

Bel, con este poema me he roto, en cientos, en miles de pedazos... Como esos miembros mutilados. También yo, completamente encogida. Hace unos días decía que escondías poemas. Ahora tu hablas de las imprecisiones que los dejan ocultos. Yo no sé nada, de verdad, nada. Sólo sé distinguir cuando algo me llega bien adentro y cuando no. Una interpretación muy sentimental de las palabras, puede ser. Pero no me importa. Cuando ese "algo" especial llega me deja huella, herida, caricia, cicatriz. Y tú hoy lo has conseguido.

Un cálido abrazo para este día, por lo menos aquí, lleno de niebla.

fiorella dijo...

Encontrar el punto donde realmente sea expresiòn cabal lo que sentimos, su forma, su manera, es cuestiòn,lo digo por mì, de trabajo fàcil a veces y difìcil otras. Es descubrirse una misma, encontrarse y reflejarse en el intercambio con otros.UN beso y buen año!.

Isabel Mercadé dijo...

Marta:
Gracias de nuevo, Marta. Seguiremos.
Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Querida (*:
Me alegro de esa huella (no tanto de la cicatriz, y mucho menos de los pedacitos), aunque más bien creo que se debe a la deliciosa hipersensibilidad de la luna. Gracias por traerla aquí siempre.
Aquí más bien cierta desganada tibieza. Unos rayitos amarillos que no se deciden, grises nubes que no acaban de imponerse...
Prefiero tu cálido abrazo, que te devuelvo, enorme, con toda la energía para que atraviese esa bruma.

Isabel Mercadé dijo...

Dices bien, Fiorella, el trabajo lo es casi todo. Después, hay que enfrentarse con el hueco que queda entre ese casi y ese todo.
Un beso.