Masquerade


Jean Antoine Watteau, Pierrot


Les Charmes de la vie. Watteau

Que no turben las aves el crepúsculo.
Va a comenzar el vals. Que todo quede
en tinieblas. Que las sedas oculten
las abiertas ventanas, y que alguien desenlace
los gruesos terciopelos. Nada debe
amenazar el flujo de la música:
ninguna arista o mármol o pájaro dormido.
Que nada permanezca. Sólo el aire
ilumine las fuentes ocultas de la noche,
difunda en las estancias un resbalar de remos
en los estanques, prenda el roce de las hojas
que desordena el viento entre las alamedas,
apague los destellos sobre los ventanales,
que las cortinas pongan su caliente aleteo
sobre cada cristal para que los espejos
no descubran de dónde brotan los surtidores,
para que no resbalen hacia las balaustradas
las serpientes del agua, para que en la penumbra
los colores del mármol y de los terciopelos
desprendan un ingrávido gorgotear de luces
y así, por un redondo laberinto de cauces
poco a poco la música, brotando de la oscura
transparencia del aire, irrumpa desde cada
cristal amortajado, desde cada moldura,
libere sobre el musgo las voces de la noche
para que en el silencio girando las corrientes
heladas, ni los dedos ni la curva del torso
de la estatua disientan de la inmóvil presencia
de los vasos que oprimen en las encrucijadas
un puñado de inertes raíces sumergidas.
Anacreonte supo renunciar a casi todos los mitos de su tiempo:
patria, fama, triunfo, dignidad de soldado,
respeto hacia los muertos y amistad con los dioses.
¿Cómo no serenarse si todo está perdido?
Las montañas azules, a lo lejos, van siendo lamidas por la sombra.
Dibuja los contornos de las torres lejanas
la palidez helada de un viento submarino,
iluminando el brillo de los ojos, nítidos y cercanos
pero imposibles, como el rastro de umbría verdura que sugiere
el escondido cauce de un río subterráneo.
Que resuene el laúd, porque las voces
quebrarían el aire de la tarde.
Que los dedos desaten, entre los encajes,
el unánime llanto de las cosas,
pero que nadie intente otra vez pulsar las raíces de la vida.
Con el sol poniente van a lanzar sus últimos destellos, sobre
las hojas amarillas,
las irisaciones de la música,
y los dioses silvestres convocan al silencio en la espesura.
Que nadie intente descubrir los sones
originarios.
La noche desciende
sobre las tazas de las fuentes mudas, como las hojas muertas,
y oprime con mano tibia los atributos de la música:
latón pulido de las cornamusas,
resonancias que cierran su corola junto a los bucráneos
festoneados de racimos y cintas.
Ahora resbala por las escalinatas
la múltiple aureola de las luces
(¿y por qué no subir, si todo está perdido?)
y se desgrana el vals entre las risas
mientras las lentejuelas de las máscaras
reflejan un brillante remolino de sedas,
como un enorme espejo alucinado.

De Dibujo de la muerte, Guillermo Carnero









24 comentarios:

Marisa Peña dijo...

"¿Cómo no serenarse si todo está perdido?" Ese verso me ha dejado sin aire, Bel.Se viene conmigo.
Me gusta estar aquí, con tu particular visión del mundo, con tus pinceladas de belleza, contigo.Un beso enorme mi queridísima amiga.

francisco aranguren dijo...

¿Cómo no serenarse si todo está perdido?...Mejor: ¡¿por qué no subir si todo está perdido?! Recuerdo, no se porqué, la lápida en la tumba de Borges: esos guerreros que van en su nave y no tienen miedo. Buen día, Bel.

Isabel Mercadé dijo...

Y a mí me encanta que tú vengas, Marisa querida, con esa super carga de dulzura, cercanía y sensibilidad que tú llevas como si no, como si fuera lo más natural del mundo.
Un beso.

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Muchas gracias por tu visita, Francisco. No conocía ésa inscripción de Borges, pero no me sorprende, como de alguna manera entiendo la conexión. Tal vez porque todos vamos en esa nave...

Y muy buen día también(lo que de él queda)para ti, Francisco.

Micaela dijo...

Un hermoso poema,lleno de imágenes audaces y sugerentes, con un brillo especial. Gracias por este regalo de Guillermo Carnero. Besos

Anónimo dijo...

Todo un colorido de imágenes estos versos. Verdaderamente sorprendido y emocionado. Te felicito.

antonio manuel fernandez morala dijo...

Que resuene el laúd, porque las voces quebrarían el aire de la tarde.¡Uf, sin comentarios.Besos Bel.

Mertxe dijo...

Es un arduo poema, larga caminata de un poeta inmóbil hasta esa escalera en donde le reciben la música y la luz, "¿y por qué no subir si todo está perdido?"...

Los Novísimos son duros, pero son tan bellos...

Isabel Mercadé dijo...

Gracias a ti, Alodia por tu visita. Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.

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Salvador,

Un placer tu visita. Gracias por tus palabras, aunque todo el mérito es de G. Carnero, yo me he limitado a recordar que lo había leído y a traerlo aquí.
Un cálido saludo de bienvenida.

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¡Antonio! Y van cuatro. ¡Cuánta alegría para una tarde!
Veo que a cada uno os ha llamado la atención un verso distinto. Realmente es que este poema es uno de los de G. Carnero que no tiene desperdicio.

Más besos.

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Mertxe querida:

Me gusta el adjetivo que le otorgas: arduo, siendo a la vez, una vez permites que te envuelva, tan fluido en su lectura.

Es cierto que era uno de sus presupuestos, pero no sé si todos los novísimos lo alcanzaron. Creo que "Dibujo de la muerte" lo hizo del todo.

Ya es de noche. Un beso muy grande.

mjromero dijo...

Cuando los dioses invoquen ese silencio en la espesura... ya poco queda: serenarse...
Poema difícil, Bel, para un ligero fin de semana, poema excesivamente barroco, demasiado surrealismo...
en fin ...
difícil...
"con lo simple y sencilla que yo soy..." si no lo dice alguna canción debería.
Besos.

Isabel Mercadé dijo...

Me has hecho sonreír, Alfaro.
¿Sencilla y simple? ¿usted? Menuda ocurrencia.
Que haya conseguido los espléndidos textos que nos ofrece con enorme economía de palabras no significa que sea ninguna de estas cosas. Vemos que no me lo creo, pero si insiste.

Un abrazo grande, querida amiga.

Paraula dijo...

Que quede el aire
que ilumine el aire
que abra surcos de arco iris
y deje caer el agua, la lluvia.

Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...

Sí, paraula, aire, aire, porque a veces se puede sentir asfixia.
Una abraçada per tu i les teves paraules.

Anónimo dijo...

Me has hecho dos grandísimos descubrimientos, no conocía ni a Carnero ni a Parra, que debo agradecerte, muy en especial el de Carnero, qué grande, ha sido fascinante. La elección de los poemas se aproxima tanto a las mismas cuestiones que a mí me obsesionan que me ha parecido sencillamente genial, claro una opinion personal.
En torno al odio recuerdo ahora otro poema de Baudelaire, sin embargo su postura era más bien la opuesta, custión de perspectiva supongo.
Por cierto el verso que cito en mi poema es de e.e. cummings, insuperable, ¿verdad?.

Un abrazo

Espejismos dijo...

Me ha gustado un montón el poema. Es exquisito y hermoso. Muy bien llevado. Lo disfruté como no había disfrutado hace rato un poema (y disfruto algunos). Me adhiero al impacto de este verso: "¿Cómo no serenarse si todo está perdido?", y agrego este otro, que me pareció igual de terrible y profundo: "que nadie intente otra vez pulsar las raíces de la vida". No lo conocía. Bueno, de hecho conozco muy poco de poesía. Y sobre Violetita, ni hablar, ¿qué mejor catarsis? No deja títere con cabeza. Para mí el único personaje chileno que merece el título de genio es ella. Gracias Bel, por compartir. Y que la catarsis haya valido. Un abrazo grande.

Clarice Baricco dijo...

Suspiros con la música que compartes.
El poema no lo conocía, me ha impactado.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Jon:
Hacía mucho tiempo que no lo leía y el carnaval me hizo recordarlo.
Carnero tiene una extensa obra, tanto de ensayo como de poesía. Para mí, "Dibujo de la muerte" y la antología a la que pertenece "Ensayo de una teoría de la visión" es de lo mejor. También es muy bueno el ensayo literario "Las armas abisinias".
Y gracias a ti por recordarme a E.E. Cummings, así es...
Un abrazo.

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Querido lobosluna:

Es verdad que tiene algunos versos que se te quedan resonando. Para mí fue, además de los que habéis nombrado, "que nada permanezca".
Sobre Violeta Parra, es la impresión que se tiene cuanto más se la conoce y cuanto más pasa el tiempo.
Sí, sí que ha valido la catarsis, con esa canción maravillosa y terrible.
Muchas gracias, lobosluna, por tu amistad constante.
Un beso grande grande.

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Querida Graciela:

No sé si te refieres a Violeta o a esta Masquerade de Kachaturian...las dos, a su modo, conmueven.
Un gran abrazo.

Felipe Sérvulo dijo...

Te dejo un abrazo. Ya sabes que te debo un libro.

Isabel Mercadé dijo...

Espero con ilusión ese libro y dedicado por mis poetas favoritos.
Un beso para ti, Felipe.

A dijo...

Estremecedor poema de Carnero, amiga Bel, sublime belleza que hiela la sangre. Un abrazo, amiga...y espero verte prontito.

Isabel Mercadé dijo...

¡Qué alegría leerte por aquí, June! Hoy, dos alegrías. Ahora falta la tercera que también yo espero sea pronto.
Un beso.

Anónimo dijo...

Gracias por este poema, y por el de Violeta, que me retrotrajo a épocas universitarias de fuertes nostalgias. Un gusto estar en tu casa.



Saludos...

Isabel Mercadé dijo...

Gracias a ti, Ángel, por esos bellos regalos que nos haces cada mes.
Un abrazo.

MGJuárez dijo...

Domingo bastante laborioso Bel. Ya casi finalizado aterrizo en tu espacio para volver a relajarme con tus bellas amapolas.

Supe de Guillermo Carnero, hace ahora más de un año, por un recital de poemas en Murcia. No pude acudir -las cuestiones laborales, ya se sabe-, pero a veces estas tan cerca del poeta como él te permite con su poesía.

Como ahora con el poema que nos has ofrecido, donde a pesar de todo se vislumbra una cálidez de temprana primavera. No puedo coquetear con la muerte, pero sí vencerla. Siempre, siempre hay otra primavera, tras esos ocres vencidos, tras el duelo del más invernal remolino de sedas

Un gran abrazo,
Montse.

Isabel Mercadé dijo...

Montse:
"No puedo coquetear con la muerte pero sí vencerla" ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir?
Luego tienes dudas. De aquí podría salir un libro entero.
Gracias por estas palabras. Las tendré en cuenta, te lo aseguro.
Una gran abraçada.