Rusos


Suprematismo. Blanco sobre blanco, 1918,
Kazimir Malévich (1878-1935)



" (...) le parecía que su cerebro se encendía por unos instantes, y con un impulso extraordinario todas sus fuerzas vitales alcanzaban de golpe el máximo grado de tensión. La sensación de estar vivo, al par que la de su propia conciencia, se multiplicaban por diez en esos instantes que duraban lo que un relámpago. Su mente y su corazón se inundaban de insólita luz (...) Reflexionando sobre ese momento cuando volvía más tarde a sentirse bien, se decía a menudo que todos esos relámpagos, todas esas ráfagas de un sentimiento o autoconciencia superiores -y también, por consiguiente, de una "existencia superior"-, no eran más que una enfermedad, una perturbación del estado normal, y, siendo así, aquello no era una existencia superior, sino, al contrario, algo que debía conceptuarse como el grado más bajo de la existencia.
Y, no obstante, había llegado a una conclusión en extremo paradójica: ¿Qué importa que sea una enfermedad? -se preguntó al cabo- ¿Qué importa que esa tensión sea anormal si el resultado -ese instante de sensación tal como es evocado y analizado cuando se vuelve a la normalidad- muestra ser en alto grado armonía y belleza, provoca un sentimiento, inaudito e insospechado hasta entonces, de plenitud, mesura, reconciliación, y una fusión enajenada y reverente de todo ello (...)."

De El idiota, Fédor Dovstoyevski (1821-1881)





De Sacrificio, Andrei Tarkovski (1932-1986)

27 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja no ets una dona vestida de negre?
Records.

Isabel Mercadé dijo...

No, tens raó (entenc que és una pregunta retòrica), ja no.
Un abraçada, Griso.

VaNe dijo...

He quedado atontada con ese escrito!!... ME FASCINO!!!

Gracias por tu comentario en mi blogger!...
Y tambien quiero darte las gracias por estar siempre leyendo mis escritos y darme una semillita de cariño!!...
Y recuerda que el cumpleaños de 'rinconsito' tambien se hace parte de tu cumpleaños!
^^

GRACIAS POR TODO!!

Isabel Mercadé dijo...

Gracia a ti, Vanessa, y te deseo de nuevo muy felices vacaciones.
Abrazos.

Marisa Peña dijo...

Vaya trío de ases.Geniales...Me encanta venir a tu casa y disfrutar de tus retazos de belleza. Un abrazo muy, muy grande mi queridísima amiga

gloria dijo...

No sé qué me ha gustado más, Bel, no puedo decidirme, ni lo haré. Me quedo con la entrada completa, con los blancos, los relampagos y el Sacrificio...
Precioso.
Un abrazo.

Fernando dijo...

trocitos de tesoros salvados para nosotros...un beso.

Isabel Mercadé dijo...

Querida Marisa:
Lo impresionante son todos los que he dejado fuera. De pronto ayer me puse a pensar en las maravillas que ese país nos ha ofrecido, y es una lista inacabable...Recuerdo que cuando nos conocimos me ayudaste a recordar un título de Turgueniev que había olvidado.
Besos mil para ti.

Isabel Mercadé dijo...

Gracias, Gloria, por prestarme tanta atención ya a primeras horas de la mañana. Me alegro mucho de que te haya gustado. Podría ser tan hermoso el mundo...
Un abrazo enorme.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Fernando:
Son tantos, tantos tesoros. Ayer casi involuntariamente me dio por revisarlos y mis recuerdos saltaban precipitadamente de la riqueza inagotable de unos a otros y otros..., sin embargo se empeñan en que seamos pobres y mezquinos.
Un gran beso.

Anónimo dijo...

Una degustación exiquisita de delicatessen eslavas.
Tan sólo quedaba regarlas con un buen vodka para completar la liturgia.
(Aquí no he podido evitar sustraerme al sarcasmo y al alcohol, componentes de un pueblo con el compartimos tanto en nuestra idiosincrasia a pesar de la distancia, como ya apuntara Sábato en "Los fantasmas del escritor").
Gracias por compartir tu sensibilidad.

Un abrazo

Isabel Mercadé dijo...

Es cierto, Jon. Con frecuencia sentimos una mayor cercanía espiritual con eslavos que con europeos, sobre todo si éstos últimos son protestantes. La religión, la historia, la influencia oriental...muchos puntos de conluencia.
Gracias a ti.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Querida Isabel:

Te lo comento a ti "en privado", antes de hacerlo saber en mi blog, pues hasta que no tenga el libro en mis manos no acabaré de creermelo, pero el proyecto de Hambre ya está en editorial. Así que lo doy por finalizado y comienzo con la gestación de uno nuevo, el que espero sea mi nuevo libro. He decidido reservar algunos poemas para el libro, y por eso he borrado las dos últimas entradas, porque el poemario ya de por sí es corto, tan sólo consta de 15 poemas, corto pero intenso, como se suele decir. Todo ha sido muy apresurado, lo acabamos de cerrar esta misma semana, así que ya te puedes imaginar cómo me siento, estoy que no quepo en mí de gozo. Y bueno, pues ese ha sido el motivo. Por cierto, ¿te gusta el título del nuevo libro...?
Debería aclarar que los siete litros se corresponden al volumen de sangre del cuerpo humano...
¿Qué te parece...?

Isabel Mercadé dijo...

¡Qué buena noticia! Me alegro muchísimo Jon y me congratulo yo misma de haberte descubierto antes de que lo hagan por ahí, que lo harán, seguro, una poesía como la tuya no puede pasar desapercibida.

Entonces, de momento, no voy a hablar sobre ello en 7 litros (por cierto, creo que me gusta, pero he necesitado que me lo explicaras, es como la peli "21 gramos", pero una vez entendido, cuánto más lo pienso más me gusta).

Con mis mejores deseos, te dejo otro abrazo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Isabel, me alegro de que te guste, para mí era importante conocer tu opinión, que te gute despeja las dudas que tenía...

Un fuerte abrazo

Lentitud dijo...

Hay una conjunción entre la obra pictórica y el fragmento de la literaria y la cinematográfica que se me antojan que, además de ofrecernos por sí mismas una gran e intensa belleza, arrojan otra que surge de la relación entre ellas.

Es curioso comprobar, por lo menos así me lo parece, que el monólogo de Alexander en "Sacrificio", bien podría ser dicho por más de un personaje de Dostoievski. En realidad, en toda la obra cinematográfica de Tarkovski podemos encontrar huellas de una intertextualidad (perdón por la palabreja que no sé ni tan siquiera si es correcto aplicarla en este caso) con la obra del escritor.

Y Malévich… Los ‘instantes’ de los que habla el narrador de "El idiota" y que se refieren a ese inolvidable, por tantos motivos, personaje que es el Príncipe Mishkin, y el ya citado monólogo y posterior sueño de Alexander, que no deja de ser la casi imposible visualización de uno de esos ‘instantes’, conducen a un alto grado de armonía y belleza, provocan un sentimiento, inaudito e insospechado de plenitud, mesura, reconciliación y una fusión enajenada, que bien puede condensarse en ese blanco sobre blanco inicial. Abstracción donde las figuras geométricas quieren representar, atrapar, lo irrepresentable. Lo que, como la nieve, se nos deshace en las manos en lo que dura, por ejemplo, un relámpago.

Isabel Mercadé dijo...

Me has emocionado, Lentitud, como si hubieras estado dentro de mi cabeza, exactamente ésa era la relación que yo había visto y que, aun así, ni siquiera habría podido explicar con la exactitud que tú lo haces.
Muchísimas gracias.
Un abrazo inmenso.

Conde de Galzerán dijo...

Genial, estimada Isabel. He de exteriorizar mi pensamiento sin poder evitarlo. Señora: usted se supera en cada uno de sus postblogs. Otra confesión más, sin duda avergonzada: No he leído ni un ápice de la obra de Dovstoyeski. Lo hago en esta oportunidad, en ese extracto que tan elegantemente ha alojado. Automáticamente me han llegado rememoraciones de imágenes y del ideario de la película Gritos y Susurros.
Rizando el rizo de la idoneidad. Usted emplaza una secuencia de Sacrificio. La recordaba porque no hace tanto tiempo que la revisé. Tarkovsky es mi gigante particular porque él sube unos peldaños más allá de lo que ascendió Bergman, otro coloso. El cine de Andreí, lo valoro por ese universo suyo, que a mi me parece tan hiperreal. Ese gotear que aparece en casi todas sus filmes. Ese tiempo que a uno le impide conocer si transcurre o si permanece atascado. La contraposición de la putrefacción de los charcos, del fango, del humus contra las habitaciones y las voces desnudas, y por tanto, de la pureza, como yo la concibo.
En verdad, hay una entidad impalpable, hoy y en presente, que nos conecta a todos. Hace algunos años que he dejado de creer en la Casualidad y en estos días un pensamiento sobre la composición y el volumen del Miedo, ha ido recorriendo mis horas hasta acuñar un enunciado propio y que ignoro si alguien dijo antes.” La religión es un engaño necesario”. Es curioso que mi Rita la Cantaora, lejos, hable hoy del miedo.

Amiga mía, como Tarkovsky, usted me ha llevado por unos momentos, detrás del cielo. Y únicamente acontece una palabra: Gracias.

Isabel Mercadé dijo...

Querido Conde:
He permanecido unos minutos sin saber qué responder de tan abrumada que me sentía. Pues, muchas gracias. Viniendo del conde es todo un honor.
Es verdad que Tarkovski va más allá, como Malévitch y como Dostoievsky. El existencialismo de Bergman lo detiene en la duda (¿has visto la maravilla de "Los comulgantes"?) mientras Tarkovsky casi alcanza ese punto de lo real que tú localizas (qué certera imagen) detrás del cielo.
Como Lentitud ha dicho, Tarkovsky se alimenta sin duda de Dostoievsky, por lo que estoy casi segura de que disfrutarías de su lectura, aunque esas imágenes húmedas, limosas o diáfanas, esos sonidos que apelan a un remoto lugar del inconsciente, son sólo suyos.
Las gracias, repito, debo dártelas a ti, Conde.
Una molt forta abraçada.

Conde de Galzerán dijo...

Si, creo que de Bergman lo he visto y revisto todo. Sin duda, Los Comulgantes es una inolvidable obra maestra. Como los de Bergman, sigo pensando que los personajes de Tarkovski también dudan y aunque parezca que creen, no existe la confianza absoluta. De ahí el miedo. Por eso hablaba de la religión, de la fe, como un engaño necesario para levantarse cada mañana. Una invención muy útil.

Anónimo dijo...

"¿Qué importa que esa tensión sea anormal si el resultado -ese instante de sensación tal como es evocado y analizado cuando se vuelve a la normalidad- muestra ser en alto grado armonía y belleza, provoca un sentimiento, inaudito e insospechado hasta entonces, de plenitud, mesura, reconciliación, y una fusión enajenada y reverente de todo ello (...)."

Realmente no importa nada...

Clarice Baricco dijo...

Amiga, vas a acabar conmigo y me agrada. Demasiado me das y te lo agradezco.
Quiero explotar y estar viva.


Cariños.

Isabel Mercadé dijo...

Fusa:
No sólo no importa, incluso es deseable. ¿Te imaginas toda una vida sin ninguno de esos instantes?
Un abrazo enorme, querida.

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Graciela:
Espero que eso no ocurra (eres una exagerada) pero la última frase que dices es...toma nota, no la olvides, puede ser parte de una narración o un poema ¿cómo resumir mejor el deseo?
"quiero explotar y estar viva"
Besos mil.

Mertxe dijo...

Es de los primeros autores que conocí, y esto siendo muy joven. Vaya por delante que mi admiración por este gigante de la letras es inagotable. Tengo también que decir que nadie como él me ha producido tano escalofrío, tanta inquietud... Su despiadas manera de profundizar el alma, esa ferocidad psicológica en todas sus novelas, los insospechados trasfondos que aparecen en cada personaje, nos ofrecen innumerables retratos de cada uno de ellos. No se acaban sus novelas, siempre quedan infinitas posibilidades a continuación del punto final. 'Los hermanos Karamazov' fue la primera novela que cayó en mis manos. Después vino ésa que no conoce nadie (jis...), 'Crimen y castigo'.

Una tarde fresquísima, como mi café, olvidado en una esquina de la mesa.

Abracitos mediterráneos, Bel.

Isabel Mercadé dijo...

Sí, más bien frío de nuevo, pero tú, siempre tan cálida, lo alivias.
Tengo que confesar que Dostoievsky fue el primer autor para adultos que leí. Imagínate qué sacudida y qué difícil se lo puso al resto. Cuando se ha tenido tanto, ¿quién se conforma con menos?
Me encanta compartir contigo estas iniciaciones de juventud.
Un abrazo grande grande.

Espejismos dijo...

Bel, ¿me lees los pensamientos o los gustos? Desde hace mucho que tengo pendiente en mi arsenal de "libros por leer" (que no son tantos como me gustaría, no porque haya leído muchos, sino porque soy muy quisquilloso para elegir, o será por simple ingnorancia) este de Dostievsky. Después de "Los hermanos Karamazov" quedé alucinado y dejé este pendiente. De vez en cuando se me viene a la mente y la vocecita que me dice que lo tome de una vez (incluso lo veo en el escaparate de donde saqué el otro en una biblioteca de por aquí cerca). Y digo, voy a ir a buscarlo, voy a ir... Pero aún no voy. Lo haré. Eso sí te lo aseguro. Aunque no sé cuando. Para Dostoievsky hay que tener tiempo y dedicárselo sólo a él. Otro gran abrazo y siempre agradecido de ti, amiga mía.

Isabel Mercadé dijo...

Lobosluna:
Una vez creo que me comentaste algo sobre la religión. Tú, tu sensibilidad y tus antecedentes no deberían perdérselo, de veras. Y tampoco este Sacrificio.
Gracias a ti, por ese desconocido Oscar Han. Espero con ilusión lo que nos regalarás en Milit.
Más abrazos.