Mahmud Darwish y Cuaderno de poesía








Artículo publicado en el número de  Cuaderno de Poesía de otoño del 2008 dedicado a la diversidad lingüística.


"¿Lenguas minoritarias o comunidades minoritarias?

Hace algunos días llegaba noticia de la muerte del escritor palestino Mahmud Darwix. Darwix era, al parecer, además de gran poeta, símbolo y estandarte para su comunidad de una voz colectiva acallada. Digo al parecer, no porque ponga en duda la información que han proporcionado de manera unánime todos los medios, sino porque debo confesar, con cierto sonrojo -aunque se dan circunstancias en mi descargo de las que hablaré luego- que no había leído ninguna de sus obras. No es que desconociera su existencia. Eso tal vez podría ser una circunstancia atenuante, aunque, utilizando una metáfora jurídica, el desconocimiento de la ley no exima de su cumplimiento, sino que no había tenido el tiempo, o la voluntad o el interés de hacerlo.

Por otra parte, tampoco era del todo consciente de la existencia de Mahmud Darwix. Por fuerza, sin embargo, había debido oír algo sobre él, puesto que suelo leer los suplementos literarios de los periódicos, así como revistas especializadas, y estos días he descubierto que desde hace algunos años, y aunque de forma intermitente, ha ido apareciendo alguna que otra reseña o artículo tanto sobre su obra como sobre la condición de portavoz de su país.

Había dicho que hablaría luego de circunstancias en mi descargo, pero creo que no voy a hacerlo. No las hay. Porque creía, al comenzar el artículo, que por más que buscara, descubriría que sus traducciones al español eran escasas. Las que he encontrado, sin embargo, bastarían para que le hubiera dedicado alguna atención. Además, una de sus más reconocidas traductoras, la arabista Luz Gómez García, mantenía, desde junio pasado, un blog enteramente dedicado al poeta.


Quisiera citar aquí dos de sus entradas. En una de ellas:

¿Darwix/Darwish/Darwich?¡Darwix!

explica, desde su conocimiento fonético del árabe, por qué en español debe escribirse Darwix y no Darvish o Darwich.


En otra:
 Una voz esencial. Reseña de "El fénix mortal", por Ángel Rupérez

inserta la reseña que Ángel Rupérez realizó ya en el 2000 en el periódico El país, sobre uno de los poemarios de Darwix traducido por la propia Luz Gómez García. Dicha reseña comienza así:

Errante y desposeído palestino, Mahmud Darwix (1941) demuestra con este libro que nuestros hábitos etnocéntricos excavan alrededor tristes y penosas fosas de ignorancia. Pues resulta que El fénix mortal , su penúltimo libro, nos recuerda algo que es esencial a la poesía y que consiste en establecer fáciles y cómodos puentes entre ámbitos culturales habitualmente alejados entre sí gracias a su milagrosa capacidad de recrear las esencias humanas sin compromisos de ninguna clase con las imposturas políticas o de cualquier otro tipo.

De modo que no hay atenuante alguno. No ha sido una cuestión de falta de traducciones, sino de esa indolencia en la que resulta tan fácil instalarse, de esos hábitos etnocéntricos a los que alude Ángel Rupérez y a los que, los que leemos poesía, creemos no estar sujetos. Sin embargo, casualmente, ¿cuáles son los últimos libros de poesía traducida que he leído? Cito algunos: Jack Kerouac, del inglés, Jorie Graham, del inglés, Issa Kobayashi, del japonés, Adam Zagakewski, del polaco. Vaya, sólo uno no pertenece ni a una lengua ni a una comunidad poderosa. Aún así, su comunidad de procedencia no deja de estar integrada en otra que sí es poderosa y de cuyos recursos su cultura puede aprovecharse para ser promocionada.

Así pues, la traducción, aun siendo imprescindible, no es lo prioritario en la recepción de la poesía del otro. Importa también, y sobre todo, la superación de los ya mencionados hábitos etnocéntricos y de esa actitud indolente -y difícil de erradicar por lo arraigada e inconsciente- ante lo que no aparece revestido con uno u otro brillo de poder del signo que sea.

Visitando hace poco el nuevo e interesante museo que se ha construido en Praga dedicado a Kafka, me preguntaba qué hubiera sido de su obra de no haber estado escrita en alemán. No se trata ya de la célebre anécdota, según la cual la más grande de las traiciones resultó en la más grande de las lealtades al no haber destruido -tal como Kafka le había pedido- su amigo y albacea, Max Brod, los manuscritos que antes de morir le entregara, sino de cuándo se le hubiera descubierto de haber estado su obra escrita en checo. Por suerte para sus lectores, Kafka pertenecía a la comunidad alemana que constituía una parte importante de la población de la capital checa. Si hubiera pertenecido a la comunidad checa y escrito en checo, ¿se hubieran conservado sus manuscritos? ¿habríamos llegado siquiera a conocer su existencia?

En marzo de 2005 el periódico New York Times, en un artículo dedicado a la brasileña Clarice Lispector, la calificaba de " la Kafka " de la literatura latinoamericana. Dicha afirmación sería muy discutible, no desde el punto de vista de su calidad literaria, sino desde el de la estructura y textura de su discurso e incluso desde el posicionamiento de cada uno en la escritura.

Nacida en 1920 en Ucrania y emigrada a Brasil, Clarice Lispector escribió siempre en portugués en un momento en que, como señalaba en 1988 en la revista Quimera, la entonces directora del Centro de Estudos Brasileiros de Barcelona, Gilda Oswaldo Cruz, ser mujer, inmigrante, judía y brasileña era, seguramente, jugar con desventaja. Lo significativo es que, si ahora parece que las tres primeras características ya no deberían impedir la difusión que su inclasificable y magnífica obra merece, probablemente sea su pertenencia a una lengua y una comunidad todavía no lo suficientemente poderosas, lo que esté ralentizando esa difusión.

Su escritura, prosa lírica, fragmentaria a veces, resuelta en movimientos helicoidales otras, sería comparable -y quizá la superaría- a la de escritoras de la talla de Marguerite Duras (cuya estética y sensibilidad estarían más cercanas que la de un autor como Kafka). Su conocimiento y reconocimiento, siguen siendo, sin embargo, aún muy inferiores a los obtenidos por la escritora francesa. ¿Puede influir el hecho de que en el imaginario occidental todavía la francesa sigue siendo la lengua de la cultura y la brasileño-portuguesa la de la samba?

El caso de Darwix, en este sentido, ejemplificaría la repetición de lo sucedido, o de lo susceptible de suceder, con otros escritores, en otras circunstancias históricas y políticas, al tiempo que evidenciaría que, aún hoy, la recepción de una obra literaria, no depende tanto de su traducción, aunque, como ya he señalado, sea éste un paso indispensable, como de las posibilidades de difusión de la cultura a la que pertenece y de la superación de los prejuicios del receptor acerca de la misma.


Isabel Mercadé (*)


(*) Profesora de Esade - Univ. Ramón Llull
Colaboradora con artículos, reseñas y ensayos en diversas revistas culturales, tanto digitales como impresas, de ámbito nacional e internacional.
Miembro del consejo de redacción de la revista InterteXto de la Universidade Federal do Triângulo Mineiro de Brasil.
Como estudiosa de C. Lispector, ha realizado conferencias sobre su obra en diversas instituciones, entre ella la UPF de Barcelona.
Autora de la idea, guión y adaptación del montaje teatral "Va de dones" representado en 2007 en el SAT Teatre de Barcelona. "


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