Alegría


Autorretrato
Judith Leyster 1609-1660

Ella pinta.

26 comentarios:

Belnu dijo...

Fantástico! La alegría de crear... qué contenta está de poder pintar, como yo cuando al fin escribo! Y al mismo tiempo, la pintora que pinta a la pintora pintando, un poco como Velázquez con las Meninas pero distinto, las cajas chinas, no pintando, sino mejor, en ese gesto de descanso de su pintura -pero ella lo pinta!- muy interesante, gracias

Isabel Mercadé dijo...


¡Ah! Belnu, sabía que lo entenderías, sí, es la alegría de hacer lo que quiere, de haber terminado/creado algo, efectivamente, qué contenta está de poder hacerlo.
Gracias a ti.
¡Que tengas muy buen día!

giovanni dijo...

Alegría y pintora, y además holandesa... Recurrí al internet para saber algo más de ella y encontré una entrada con un montón de información (en holandés).

Además, me inspiró a escribir una nueva entrada en mi blog sobre autorretratos.

Cierto, la alegría de crear!

Un beso

mariajesusparadela dijo...

Rie por fuera y está plena por dentro.

Belnu dijo...

Y eso a pesar de esos extraños birretes odiosos que llevaban las mujeres en esa época

Marisa Peña dijo...

¡Me encanta! Qué galería de mujeres fantásticas nos estás regalando.Gracias guapa.

Mertxe dijo...

Como dice Marisa, me encanta, y me estoy animando con la pintura.

Buenas tardes, anfitriona.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Cuando algo llena, como a ella la pintura, la satisfacción se refleja, sobre todo en los ojos.

Bel, gracias por tanto arte femenino que nos estás trayendo. Me encanta esta exposición. Es una delicia para el espíritu.

Un beso lleno de alegría.

Isabel Mercadé dijo...


Giovanni, ahora pasaré a ver esa entrada. Creo recordar que en alguna ocasión comentaste que los autorretratos te causaban desagrado...

Un besazo.

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Mª Jesús:

Sí, es otra plenitud en su caso, llena de alegría.

Un beso.

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Ah, Belnu, tú y yo sabemos que eso es lo de menos. Por mi parte, me pondría uno gustosa si con ello me garantizaran esa alegría y también, desde luego, todos los tocados de encaje que hicieran falta.

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Marisa, Mertxe, Isabel:

Me alegro muchísimo de ese encanto. La verdad es que yo me lo estoy pasando bien con estas, utilizando el término de Mariel, exhumaciones y más todavía con vuestras visitas.

Besos, muchos, a las tres.

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javier desde el sur dijo...

alegría en la creación,
deleite en la pintora,
deleite en el músico,
quién creó a quién?
la pintora al músico,
o el músico a la pintora?
...o quienes observamos a ambos?

beso de javier

Espejismos dijo...

Bel, amiga, tanto tiempo sin pasar por aquí (y sin subir una palabra)que creí que me había equivocado de página, jejeje... Mi ingratitud crónica, sorry. Son pinturas hermosas; el gran placer de la última radica en pintar a un hombre en pequeño, es todo un gusto para ella, creo yo... Un abrazo.

Clarice Baricco dijo...

Ella pinta para ti. Lo sé. Con ese rostro que te dice: mírame bien y comparte mi arte. Llegará una tal Clarice o una tal Graciela a querer conocer de mi.

Abrazos bella.

Stalker dijo...

Un abrazo desde la alegría compartida. Imagino que para lanzarse así, para ese vuelco en la obra, hace falta un enmudecimiento previo indeterminable. Una entrañable devastación que se resuelve en felicidad...

abrazos

virgi dijo...

Muy alegre, pinta la música y sonríe, hasta aquí me llega las notas y los colores.
Éstá del diez este desfile de mujeres, lo sigo con deleite.
Muchos besos

Belnu dijo...

Es verdad, tienes razón Bel, yo también me lo pondría si con eso lograse...

Isabel Mercadé dijo...


Hola, Javier:
Pues si hemos de creer en la mayoría, parece que a ella, desde luego. En cuanto a las otras preguntas, mejor no responder, me gusta dejarlas así, resonando...

Un abrazo.

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Lobosluna:

Tu interpretación me parece, no sé, no sé, me da qué pensar.

Te mando un poquito de calor.

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¿Verdad que sí, Clarice? Es como un regalo para todos. Me dan ganas de no poner nada más, de dejar esa alegría que ella comparte, esa alegría nada ingenua ni naïve ni superflua.

Un gran beso, querida.

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Isabel Mercadé dijo...


Querido Stalker:

Te devuelvo el abrazo. ¿Verdad que sí, que es voluntariamente contagiosa esa alegría que, como le decía a Clarice, no es ni ingenua, ni naïve, ni superflua? Parece casi una virtud teologal conseguida no gratuitamente. Qué bien vista esa previa "entrañable devastación", no se podría decir mejor.

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Virgi:

Muchas gracias por esa nota, por esas notas. Hoy casi todos coincidimos y debe de ser cierto: esa voluntad de ella de compartir, de regalar su alegría.

Un gran abrazo.

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Belnu:

el alegre hallazgo de... con o sin birrete, lo lograrás, ¡estoy segura!

Diana H. dijo...

Qué palabra más bella, la alegría. Tiene tanta frescura, tanto presente. La felicidad es una especie de nostalgia o de proyecto. La alegría, en cambio, simplemente ocurre.
Es lo mejor que tienen los momentos vividos entre mis óleos y pinceles: más allá del resultado de mis intentos, lo he pasado tan bien jugando con ellos...
Un beso, Bel.

el objeto a dijo...

querida Bel,

me han gustado estas últimas entradas articuladas a partir de la y las miradas...a veces sí que es la mirada del otro la que nos devuelve lo que uno no ve de sí mismo, pero como siguen indicando las siguientes dos entradas, es la mirada propia la que finalmente podrá dejarnos vivir con dignidad y alegría,
genial como lo apuntas, tan "mínimalmente"...

abrazos

Isabel Mercadé dijo...


Gracias, Vanesa, por tus cálidas consideraciones. Es cierto, por ahí iba, y gracias, sobre todo, por la comprensión. Me gusta ese sugerir mínimamente, aunque a veces caigo en la tentación de explicarme demasiado por temor a que no se perciba, pero hacerlo me deja siempre descontenta e incómoda conmigo.

Un gran abrazo.

Conde de Galzerán dijo...

“Autorretrato” es un eufemismo del título que yo sospecho verdadero “Y la mujer creó al hombre un sábado por la noche a última hora”. La satisfacción está en sus ojos; la alegría, prestada, en el lienzo. Ojeando sus otras obras, se reafirma el leiv-motiv de ésta……y es que me temo que los antiguos eran más sabios que todos nosotros.

Fenomenal esta línea, Bel.

Isabel Mercadé dijo...


Diana, querida, disculpa el despiste. Es que ayer llegué aquí bastante tarde y somnolienta y se me perdió tu precioso comentario. Me gusta lo que apuntas sobre la felicidad, no sé si estoy del todo de acuerdo, pero me gusta y... sí, la alegría es otra cosa que apenas tiene que ver con las circunstancias externas y de eso sabes tú mucho, tú que trabajas con las palabras y los óleos, ¿qué diferencia hay? me temo que las palabras hacen sufrir mucho más, ¿es así?
Un beso enorme.

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Mi Conde:

Pues no es el primero en apuntar esta interpretación... a la que, de veras que no tengo otra respuesta que cuánto me da qué pensar. ¿Significa eso, entonces, que cuando un hombre pinta a una mujer la está creando, o eso cree él? ¿que ella no existía previamente? ¿que realmente no la ve, que sólo proyecta una imagen especular de su fantasía? Interesante...

Ya ve, excepto con Magritte, sigo sin ser su Rita hablando de pintura, pero también eso me encanta, a veces mucho más iluminador que "lo mismo".

Molts petons.

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Diana H. dijo...

Querida y somnolienta Bel,
Yo tampoco estoy tan de acuerdo, me refería a lo que comúnmente se entiende por felicidad. Cuesta bastante ser consciente de ella en el presente, ¿no te parece?
Y tenés toda la razón: las palabras tocan lugares más profundos, al menos en mí. Será por eso que tanto me atraen.
Besos, y ya espero el próximo cuadro.

Isabel Mercadé dijo...


Diana: Ah, sí "los paraísos son siempre los perdidos"... algunos tópicos, además de serlo, son ciertos. De repente, se recuerdan ciertos momentos y una se da cuenta de que fue feliz.

Otro beso.

Conde de Galzerán dijo...

Diría que es una cuestión de ideales. En muchas ocasiones el escritor, el pintor en este caso, pinta un ideal. El hombre a una mujer y viceversa. Para expresar la alegría o la satisfacción que su rostro destila, podía haber pintado un paisaje o un ramo de flores y hubiera valido también. Sin embargo pinta a un hombre (su criatura) que la mira alborozado y tañe para ella el violín. Ese regocijo del hombre frente a la mujer es una constante en la obra pictórica de Leyster. Y es por eso que me transmite a mi a otra historia. Existe una metáfora reivindicativa frente a la falsedad del Génesis. Por esto te hice un guiño bíblico sobre los siete días de la creación y el sábado, en mi otra opinión. Esa disparidad de pareceres es la esencia ya no únicamente del arte, sino de la cultura, ya lo sabes. Y por eso escribimos. Escribimos sobre ello. Las especulaciones sobre pintura me chiflan. Sólo es un apunte orientativo de lo que veo yo. Pero deberíamos cruzar los portales que no llevan a la exégesis. Y aquí, no es el momento. Bastante te doy la tabarra con mis gigantescos comentarios.
Ptó

Isabel Mercadé dijo...


A mí, Conde, la disparidad y tus largos comentarios que la explican, me encantan (que no gigantescos, lo que me encantaría también).

Un beso.