Plenitud y áspid



Cleopatra
Artemisia Gentilescchi  1593–1656

"La mirada del otro modela mi cuerpo en su desnudez, hace que nazca, lo esculpe, lo produce tal como es, lo ve como yo nunca lo veré. El otro guarda un secreto: el secreto de lo que soy" J.P. Sartre

¿Pretendía Artemisia contarnos sólo el suicidio de Cleopatra?

(Esta entrada está dedicada a con todo mi afecto a Mertxe)


17 comentarios:

Mertxe dijo...

Lo primero de todo te paso la dirección donde me he 'refrescado' los recuerdos sobre Sofonisba: http://www.agoravox.fr/culture-loisirs/culture/article/sofonisba-57038
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Lo segundo, que también lo primero, mi agradecimiento por este magnífico regalo. (Qué mujeres. ¿verdad?)

Isabel Mercadé dijo...

Mil gracias, Mertxe.
Sí, qué mujeres. Aunque por lo poco que sé, casi todas ellas contaron con padres que las estimularon en su vocación.
No funcionaba la Inquisición como en España, ni siquiera en Italia. Aquí, Teresa de Ávila acabó levitando después que su padre le prohibiera dedicarse a la literatura y la metiera a monja.
Y ya se sabe, al contrario de lo que la gente cree, que el mayor condicionamiento es el de la infancia, mucho mayor que el social.
Aún así, qué mujer, encontró el intersticio por el que dedicarse a escribir.

javier desde el sur dijo...

hola.
mi nombre es javier y vivo al sur y al otro lado del mar: en Montevideo, Uruguay.
creo, que el arma mortal es pequeña, y llena de vida y está en nuestra propia mano. Al igual que tomamos un lápiz para escribir poesía, podemos tomar un áspid para sumergirmos para siempre en la poesía de la muerte.
toda nuestra vida está plagada de contradicciones, como en la pintura: el cuerpo encaminándose a la muerte y el áspid lleno de vida, pero atrapada.

va un primer beso de saludo.
javier desde el sur

virgi dijo...

Una pintora como ella, con su hermosura interior, quería decir muchas más cosas. Ese cuadro es una maravilla, no lo conocía.
Cuando tengas ganas, le dediqué una entrada, a través del maravilloso libro de Anna Banti.
UN ABRAZO GRANDE


http://phoeticblog.blogspot.com/2009/06/leer-leer-leer-3.html

Conde de Galzerán dijo...

Pues si Artemisa quería decirnos algo más, yo no lo pillo, carísima, Bel. De las pinturas sobre Cleopatara que he visto, esta me parece la más hiriente. No hay plenitud. ¿Dónde sus trirremes con timón de plata y el púrpura de sus velas? Una figura marchita que ya no florecerá y se ha disipado el poder del jaque mate de su juventud. Prendido su As de espadas y su ocasión de conocer el amor. La hermosa concubina del Cesar. La bellísima reina del amor, nunca estuvo enamorada más que de si misma. Ni tampoco están sus incestuosos matrimonios. Ni sus hijos exiliados. Sólo existen los victoriosos enemigos y la decadente desnudez sin lujo. La desesperación de su rostro y su imperio, en la boca venenosa del áspid. Creo que la obra es un canto al último orgullo de esta mujer humillada. Una lícita soberbia que surge de la derrota más profunda. A su favor, la postrema e íntima gloria: el renuncio a elevar la corona de laurel sobre el Viril Triunfal en el Campo de Marte.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Artemisa pintó la contorsión, el éxtasis.
Un abrazo, Bel.

Dante Bertini dijo...

no lo conocía y es fantástico, gracias...
esta mujer conocía los efectos letales del goce.

Belnu dijo...

Yo tampoco conocía este cuadro, impresionante como todo lo que he visto de ella. En el Prado estuve varias veces contemplando los dos o tres que hay, llenos de esa intensidad física, de esa corporeidad filosófica o analítica que parece decir tantas cosas, y de pura fuerza terrestre. Aunque sea en negativo, aunque sea en esta pose de abandono, de renuncia o de suicidio, qué potencia

paisajescritos dijo...

Bel, ahora voy con prisa, más despacio te comentaré, ahora que puedo de nuevo comunicarme contigo, porque puedo acceder a los comentarios de tu blog, y porque he estado un tanto descolgada de todo esto (lo habrás
notado también en mi espacio, no puedo mantener el mismo ritmo). Un abrazo.

Anónimo dijo...

Precioso cuadro. Yo creo que plasmo el esplendor del que muere sin opcion.

un beso.

Isabel Mercadé dijo...


Sé muy bienvenido, Javier, y gracias por tu visita.

Muy atinada esa imagen, el arma llena de vida que a cada uno concierne.

Un abrazo para ti.

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Virgi:

He ido enseguida a ver esa entrada. Siempre me ha parecido magnífico el autorretrato de A.G., como si dijera: acción, voluntad, frente a la convencional serenidad.
Pensaba poner un autorretrato de otra pintora de la época que... pero ya lo verás.
Y ese texto poético que seleccionaste. Muchas gracias.

Un gran abrazo.

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Mi Conde:

Pues me encanta su perspectiva, sus percepciones, aunque no coincidan con las mías. ¡Y que las haya dejado aquí!

Ante todo veo un cuerpo, un cuerpo de verdad, alejado de las exageraciones rubensianas y de la estilización idealizada.

Tal vez haya dolor y humillación, tal vez, pero veo mucho más, como apunta D.B., relacionado (aunque el dolor y la humillación puedan formar también parte de él) con el goce.

Un petó molt gran.

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Isabel Mercadé dijo...


Isabel:

El éxtasis, también, con todas sus connotaciones. Algunas las recogió Bernini en su Santa Teresa, pero tal vez aquí haya incluso más.

Y no creo que sea casual que A.G. prefiriera el motivo histórico y excluyera el pretexto religioso.

Un abrazo para ti.

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Me alegro mucho, Dante... pocas palabras, pero del todo precisas, esos "efectos letales del goce".
Gracias a ti.

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Exactamente, Bel, todo eso está ahí y, sobre todo, esa corporeidad que transmite una suerte de verdad, y todas esas posibles lecturas... gracias.

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Magdalena:

¡Qué alegría verte por aquí!

Aunque tampoco con frecuencia, no he dejado de seguir aquel lugar mágico donde los paisajes se escriben.

Un abrazo.

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Oceánida:

Y otra alegría verte a ti. Esplendor el que se encuentra en tu casa.

Un beso.

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giovanni dijo...

Leí por primera (conscientemente) vez la historia de Cleopatra y me impresiona la precisión de las fechas y de los hechos de su vida, como también de las razones de sus relaciones y con quienes, dándola bastante poder y, supuestamente, poca felicidad. Y noto que toda esa vida se desarrolló sólo entre enero del año 69 ante Cristo hasta el 12 de agosto del año 30 ante Cristo, o sea en sólo 39 años!

La Cleopatra del cuadro me parece bien diferente de una reina de Egipcia de origen griega macedonia, pero quien soy yo para decir cómo es la fisionomía de una de aquellas mujeres en esos tiempos?

Un beso

Conde de Galzerán dijo...

Ya sabes que también me encanta que no seas mi Rita. Pero si le das tanto la vuelta, la Rita soy yo. Aceptemos pulpo como animal de compañía. Y también acepto y aplaudo, la sentencia " efectos letales del goce" que manifestó D. B. Pero entonces, juzgo que se quedó corta. Debió tomar un billete de sólo ida a Roma. Y otro más barato, para la vipera egipcia, claro. Pero no, solamente envió una carta. Ese Octavio prometía juegos escénicos interesantes y goces más intensos para el espíritu.

Petonets, no bedesemesians.

Isabel Mercadé dijo...


Queridos Giovanni y Conde:

Bueno, aquí estoy con mis dos amigos que prefieren atenerse a los hechos históricos. Aunque, Giovanni efectivamente, la fisonomía de esa Cleopatra se parece poco a las egipcias, así que, mi Conde, ¿no le parece lícito suponer que A.G. hablaba de otra cosa? ¡Hombre de poca fé!

Abrazos inmensos a los dos.

Fco dijo...

Tienes toda la razón... Uno nunca se ve ni puede ver lo que hace con objetividad.
Necesitamos ojos ajenos para saber que realmente existimos o como somos en realidad... Ese es el porqué del arte y el porqué social.

Un abrazo.

Isabel Mercadé dijo...


Qué sorpresa y qué alegría tu visita, Fran.

No sólo el arte, también la vida, y por supuesto, este lugar, ¿qué hacemos todos aquí si no intentar ser mirados?

Sé muy bienvenido.