Amor


¿Está ya todo dicho?


Eros y Psique, Antonio Canovas

Pues los amantes tienen esperanza
de que aquel mismo cuerpo que ha inflamado
su pecho en amor ciego, puede él mismo
apagar el incendio que ha movido;
pero se opone la naturaleza:
y es la única pasión de cuyos goces
con bárbaro apetito arde el pecho;
pues el hambre y la sed se satisfacen
fácilmente por dentro repartidos
bebidas y alimentos en los miembros,
y se pueden pegar a ciertas partes.
Pero un semblante hermoso y peregrino,
sólo deja gozar en nuestro cuerpo
ligeros simulacros que arrebata
miserable esperanza por los aires.
Así como un sediento busca en sueños
el agua ansiosamente, y no la encuentra,
para apagar el fuego de su cuerpo,
y sólo da con simulacros de agua,
y con vana fatiga de sed muere
bebiendo en un río caudaloso;
del mismo modo engaña a los amantes
Venus con simulacros: ni la vista
de un cuerpo hermoso hartura puede darles,
ni quitar de sus miembros delicados
alguna parte pueden con sus manos
que inciertas manosean todo el cuerpo.
En fin, cuando sus miembros enlazados
gozan el fruto de la edad florida,
cuando el cuerpo presagia los contentos
y a punto Venus de sembrar los campos,
los amantes agárranse con ansia,
y juntando saliva con saliva
el aliento detienen apretando
los labios y los dientes; pero en vano,
porque de allí no pueden sacar nada
ni penetrar ni hacerse un mismo cuerpo.
Al parecer son estos sus intentos;
Venus los junta con ansiosos lazos
cuando en el seno del placer sus miembros
en licor abundante se derriten
conmovidos en fuerza del deleite;
en fin, cuando la Venus recogida
de los nervios saltó, por un momento
el ardor violento se amortigua
vuelve después con más furor la rabia,
buscando sin cesar tocar el blanco
de sus deseos; pero no hallan medio
con que puedan triunfar de su desgracia:
¡Tan ciega herida errante los consume!

De De la naturaleza de las cosas, Libro IV, Tito Lucrecio Caro (99 ac-55 ac)


Y, ahora, próximo ya el fin del día, Amparo me regala esta certera réplica:

Porque acaso el amor sólo sea una forma de deseo,
o el deseo cualquiera de las múltiples maneras del amor,
no es raro que confunda tu codicioso cuerpo con tu alma,
o los rincones del afecto con los de la apetencia.
Y quizás sea lo mismo morirme por tu amor o por tu hambre,
poseerte en la carne o en el sueño,
y todo sea más simple y menos duro de lo que yo pensaba (...)


que Mertxe, en esta tarde de domingo, ha venido a completar:

al final, el átomo que somos dirá su última palabra,
carne o sueño,
y ya no importará el enigma,
ni la forma en que nos mata,
importará el instante,
solamente tú y yo,
sin dioses y sin miedo.

De Tratado de cicatrices, Josefa Parra



19 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Querida Bel, esto sí que es amnecer en belleza...Cuánta sabiduría en las palabras de Lucrecio y qué maravila l escultura de Psique y Eros en eterna lucha-entrega.Gracias amiga por regalarnos este momento de belleza.

Isabel Mercadé dijo...

Buenos días, Marisa querida:
Aunque cuando estudiaba había leído algo de los clásicos, conocía muy poco a Lucrecio. Me lo redescubrió Ángel, de Noctambulario. Si algún día tienes un rato, vale la pena visitarlo. Sólo hace una entrada mensual, con una selección siempre excelente de poemas de todo tipo y de fotos normalmente eróticas.
Un beso grande y que tengas un buen día.

Anónimo dijo...

Los apetitos del hombre son insaciables, que duda cabe. Un poema sublime, y qué vigente después de tantos siglos.
Es interesante observar, por otra parte, cómo se ha modificado la experiencia que tenemos del amor, de sus afectos, y de sus distancias. Si bien en la época clásica, una etapa de equilibrio, primero bajo el estado de eutimia griego y luego bajo el estoico romano, se contempla asociado al dolor de una naturaleza de los sentidos insatisfecha, en una sociedad ahistórica y ajena a todo tiempo, idea que con tanto éxito fue tratada de nuevo, en el siglo XIX. Hoy, nos enfrentamos a una concepción del amor muy distinta, de influencia semítica y cristiana, principalmente, donde el amor, como una idea absoluta y eje de nuestras vidas en la búsqueda de la felicidad, algo ajeno por completo al mundo clásico, nos ayuda a configurar nuestra realidad, donde el amor completa y satisface una existencia vacía que no encuentra principio más allá del final.
Y sin embargo, a pesar de que la idea del amor sea tan lejana una de la otra, desde la sensualidad más "primitiva" hasta la más "sofisticada" abstracción, la emoción no deja de ser la misma, y como tal nunca podremos llegar a encontrar consuelo en su gozo, siempre insuficiente, como describe genial Lucrecio.
Maravilloso poema, gracias por descubrírmelo, habitualmente no encuentro atractivo en los poemas que tratan el amor, pero este ha sido realmente emocionante.

Un fuerte abrazo

Isabel Mercadé dijo...

Es verdad que desde el amor cortés se intentó modificar esta concepción clásica del amor. Sin embargo, lo que a mí más me impactó de este fragmento (además de la precisa y, tienes razón, emocionante descripción de la pasión amorosa) y que creo que lo actualiza totalmente es el último verso.
Esa ciega y errante herida sigue ahí, diría que más ciega y errante que nunca.

Un fuerte abrazo para ti, Jon.

Fernando dijo...

yo digo...
el amor puede ser la condena que define una vida...sentirla es parte de la vida.

besos

Isabel Mercadé dijo...

Pues sí, tú, Fernando, dices mucho y bien, con frecuencia con pocas palabras, como aquí...por algo se te considera el poeta del amor.
Parece que te alineas al lado de Freud, el castigo inevitable por el pecado de Edipo, tal vez sea lo mismo que en la Biblia llamaron pecado original.
En cualquier caso, es cierto que define todas las vidas... aunque a veces no se sea consciente.
Un besazo.

Felipe Sérvulo dijo...

Ya sabes que serás muy bien recibida en la tertulia con o sin Clarice.
Besos mil.

Isabel Mercadé dijo...

Me había comprometido seguro para la presentación de Cuaderno de Poesía, pero ya sé que se ha tenido que aplazar, así que, ya sin más dilación, como te decía, me pongo las pilas.
Un besazo para ti.

Amparo dijo...

Precioso poema, Bel.
La última idea sobre el amor que más me satisface es la que encontré en un poema de Josefa Parra, "Porque acaso el amor":
Porque acaso el amor sólo sea una forma de deseo,
o el deseo cualquiera de las múltiples maneras del amor,
no es raro que confunda tu codicioso cuerpo con tu alma,
o los rincones del afecto con los de la apetencia.
Y quizás sea lo mismo morirme por tu amor o por tu hambre,
poseerte en la carne o en el sueño,
y todo sea más simple y menos duro de lo que yo pensaba....

Besitos

Isabel Mercadé dijo...

Muchísimas gracias, Amparo. Una acertadísima réplica a Lucrecio y a mi pregunta. La pego ahora mismo en la entrada. Una maravilla el verso final.
Un enorme abrazo.

Amparo dijo...

Me alegra mucho que te guste, y todo un lujo que mi aporte figure en tu entrada.
Josefa Parra, Pepa, aparte de una magnífica poeta, es una mujer increíble, con una alegría y vitalidad envidiable y tengo la suerte de tenerla de profe en un taller de herramientas para la poesía, que ahora hago con ella, y como profe es una maravilla. En fin, es de esa personas especiales que una tiene la suerte de tratar.

Besitos.

Clarice Baricco dijo...

Es necesario que vuelva al pasado con este filósofo. Una belleza de poema. Deteniéndome en cada uno de sus versos. Como también el de Josefa Parra.

Abrazos linda.


Graciela

Isabel Mercadé dijo...

Abrazos para ti, lindísima Graciela. Ahora mismo voy para tu casa.

Mertxe dijo...

...'Y todo sea más simple y menos duro de lo que yo pensaba, | al final, el átomo que somos dirá su última palabra, | carne o sueño, | y ya no importará el enigma, | ni la forma en que nos mata, | importará el instante, | solamente tú y yo, | sin dioses y sin miedo.


(No he podido resistirme... jis...)

Isabel Mercadé dijo...

Uau, muchísimas gracias, Mertxe, o sea que es así como termina. Ahora mismo lo copio.
Un abrazo, queridísima.

Isabel Mercadé dijo...

Queridos amigos:
Muchas gracias por los comentarios y por las réplicas. Me ha encantado esta experiencia interactiva. Intentaré repetirla.
Abrazos muy afectuosos a todos.

Espejismos dijo...

Poema muy gráfico del amor en carne viva, Bel. ¿Y qué te parece este brevísimo de Oscar Hahn? Te lo transcribo aquí.

Escrito con tiza

Uno le dice a Cero que la nada existe
Cero replica que Uno tampoco existe
porque el amor nos da la misma naturaleza

Cero más Uno somos Dos le dice
y se van por el pizarrón tomados de la mano

Dos se besan debajo de los pupitres
Dos son Uno cerca del borrador agazapado
y Uno es Cero mi vida

Detrás de todo gran amor la nada acecha.

Isabel Mercadé dijo...

Precioso y tristísimo, Lobosluna. No conocía a este poeta. Muchísimas gracias.
Un gran abrazo.

Espejismos dijo...

Y de donde saqué ese hay un montón, y tan curiosos como ese, Bel. Me daré tiempo y pondré algunos en mi página de Mi Literatura. Es de mis poetas chilenos favoritos, tengo varios, pasa que aparte de Neruda, fuera de Chile se conoce poco del resto de los poetas chilenos, y son buenísimos, incluso te diría que en muchos aspectos los encuentro mejores que el propio Neruda. Abrazos.